El concejal de Obras, Joaquín Rumbo, mostró ayer su apoyo a los vecinos de la calle Damas tras la denuncia emitida por éstos a raíz de la situación que viven desde hace más de dos meses, con el asfalto y las aceras completamente levantadas, rotura de tuberías, daños en fachadas, averías en los electrodomésticos por el barro que transporta el agua y zanjas en sus puertas (algunos ancianos no se atreven a salir). Rumbo afirmó que la pasada semana se dirigió a la empresa Mego, encargada de renovar el pavimento y las conducciones por adjudicación municipal, y le mostró su malestar ante el modo en que se están desarrollando las obras.

"Pedimos a la empresa más celeridad y mejores medidas de seguridad", dijo, en alusión a los palés de madera, rotos y astillados, que los vecinos atraviesan para salvar las zanjas y acceder a sus casas. "No estamos contentos con las actuaciones. Hemos apercibido a la empresa y le hemos retenido algunas certificaciones de pago", señaló el concejal, que también entonó el mea culpa por la responsabilidad que atañe a la dirección municipal de obras.

El edil se comprometió a arreglar los daños de las fachadas, pintándolas si fuera necesario.

OBRAS "MUY COMPLICADAS"

Los trabajos comenzaron en febrero del 2002 con un plazo de ejecución de dos años y medio y un prespuesto de 1,2 millones de euros para la reforma de Fuente Nueva y San Ildefonso (ya terminadas), puente San Francisco, Hornos, Consolación, Gallegos, Santa Clara, la Soledad y plaza de las Candelas. "Espero que finalmente puedan concluir a tiempo, dentro de año y medio", dijo.

Sin embargo, Rumbo matizó que los vecinos no tienen toda la razón de su parte, puesto que la modernización del casco viejo requiere obras "muy complicadas" que generan molestias (ruidos, suciedad...). "Hablamos de calles estrechas donde resulta difícil introducir las nuevas canalizaciones. En algunos puntos no podemos utilizar maquinaria pesada y hay que hacerlo casi de forma artesanal, muy lenta", precisó.