La consejera de Fomento Leonor Martínez Pereda inventó la novelería de la ronda norte y una niña cacereña acaba de descubrir la poesía del nuevo vial de la ciudad feliz . La consejera habló de novelería para referirse a la afición de los cacereños por estrenar las novedades urbanas. La niña poeta ha ganado el primer premio en la categoría de 11 años del VI Concurso de Poesía Escolar Gabriel y Galán . Se llama María Guadalupe Fernández Monge y estudia en el colegio La Asunción.

La costumbre de juntarse los poetas en la mañana de Reyes alrededor de la estatua de Gabriel y Galán es una tradición literaria muy cacereña. José María Gabriel y Galán murió hace 100 años. Al cumplirse el vigésimo aniversario de su fallecimiento, el Ayuntamiento de Cáceres convocó un concurso para erigirle un monumento en Cánovas. Lo ganó el escultor de Hervás Enrique Pérez Comendador, que entonces era un joven artista de 25 años.

79 reuniones poéticas

Su obra se inauguró el 6 de enero de 1926 y desde esa fecha, los poetas cacereños se reúnen cada mañana de Reyes en torno a la estatua del escritor. Hace seis años, se instituyó el premio de poesía infantil Gabriel y Galán con el patrocinio de Caja Duero y en esta edición se han presentado 1.318 poemas. Entre ellos, la oda a la ronda norte.

Los otros poemas premiados versan sobre los sentimientos, el perdón, la felicidad, las estrellas, la solidaridad, la paz y otros temas de gran tradición lírica. El de Guadalupe es pura poesía del día a día: un canto a una ronda urbana que ha entrado a formar parte del imaginario colectivo de la ciudad feliz .

"Ronda Norte, Ronda Norte / atraviesas mi ciudad, / la partes de punta a punta / cual si fueses un huracán. (...) Ronda Norte, Ronda Norte / nuestra vida alegrarás / cuando vamos a mi pueblo / o a la misma universidad". Son 16 versos infantiles, todos octosílabos menos un hexasílabo y dos eneasílabos, que se le escapan a Guadalupe y demuestran que en el poema no hay trampa ni cartón, sólo la destreza sensible de una niña capaz de poetizar lo cotidiano.

Esta fiesta cacereña de la poesía en la mañana de Reyes es muy característica de la ciudad feliz . Gabriel y Galán, un poeta manifiestamente menor y flojito, es el Espriu o el Pondal de la provincia, el poeta nacional cuyos versos ("Me jiedin los jombris que son mediu jembras ") aprendieron de niños los abuelos, los padres y los nietos.

Gabriel y Galán, y no otros líricos locales de mucha más enjundia, es el símbolo de la poesía en la ciudad feliz . Y no sólo por el acto matinal del 6 de enero. Se sabe de él que a principios del siglo XX subió al santuario de la Montaña una mañana de diciembre para orar ante la patrona. Y esas cosas en Cáceres no se olvidan.

En alguna revista ilustrada cacereña como Hispania se publicaron sus trabajos. Ya en 1927, cuando los Reyes Magos llegaron en cabalgata a la ciudad feliz , un niño leyó en el salón de actos del hospicio su poema Vamos a esperarlos .

Un buen padre de familia

En Cáceres, desde antiguo, no está bien visto que se dude sobre la valía de su poeta nacional . Cuenta Pedro Romero Mendoza en su diario Un hombre a la deriva (magnífica edición de los profesores Santos Domínguez y Rosalía Ruiz) que en 1935 se le ocurrió decirle al cacereño Jerónimo Martínez, suegro de Pedro de Lorenzo, que Gabriel y Galán era "un buen padre de familia, en verso" y la reacción de sus contertulios fue de hostilidad y repulsa.

El caso es que Gabriel y Galán gusta en la ciudad feliz . Su recuerdo y su figura permiten que cada año los niños cacereños muestren su sensibilidad, compongan versos de variada fortuna y ensalcen desde la universalidad del amor hasta la cotidianeidad novelera y lírica de la ronda Norte.