Cuando a mediados de noviembre Alexa Petra decidía que por Navidad viajaría a Africa para compartir las fiestas con su madre, a la que no veía desde hacia tres años, poco podía imaginar lo que habría de pasar. En ningún momento sospechó que la oferta que le hizo una agencia de viajes de la ciudad le saldría cara e, incluso, le llevaría ante la Justicia. A ser parte, como afectada, de una investigación judicial por presunta estafa

Sabía que tendría que hacer un importante esfuerzo económico, "pero lo había decidido y ya no me iba a echar a atrás, iría a ver a mi madre".

Le costaría recorrerse todas las agencias de viaje de la ciudad buscando ofertas, pero finalmente, aunque le supondría apretarse el cinturón por bastante tiempo, pues el desembolso era de casi 900 euros, decidió aceptar la oferta que le hizo el responsable en Cáceres de viajes Costa Atlántica --este diario intentó ayer contactar con él para conocer su versión, pero fue imposible--.

"El día 11 de noviembre me desplacé a su agencia para efectuarle el primer pago y al día siguiente le aboné el resto. Me imprimió mi reserva, me facilitó los justificantes de pago, eso sí, porque yo insistí en pedírselos, y, feliz como una niña pequeña, me dirigí a la estación de autobuses para comprar ya para las mismas fechas mi billete a Madrid".

Ya antes de emprender el viaje, recuerda Alexa, "comencé a tener problemas, pues llegaba la fecha y la agencia no me daba el billete". Pero después de mucho insistir, "cuando plantee a este señor que me devolviera el dinero, que me iría a otra agencia de viajes, él me dijo que había habido un problema, pero que si retrasaba unos días el viaje me indemnizaría con 200 euros. Y como cualquier dinero siempre me viene bien, acepté". Si hubiese sabido lo que tendría que pasar después, reconoce ahora, "nunca lo hubiese aceptado".

Pendiente de la Justicia

Alexa nació en Alemania, pero lleva 20 años en España, los tres últimos en Cáceres, donde estudia Veterinaria. Su madre reside en Namibia, "por lo que nos vemos muy poco, ya que el viaje es muy caro". Cuenta con la ayuda económica de su madre y algunos extras que consigue domando caballos, su gran afición, "pero no da para hacer excesos". Por eso lo que le ha ocurrido con este viaje le ha afectado tanto "que incluso he tenido que ponerme en manos de una psicóloga para que me ayude a superarlo".

Y es que tras aceptar retrasar el viaje, los problemas no se acabaron para Alexa que, "después de un viaje muy largo, sudar para coger el vuelo de conexión y perder mi maleta en Johannesburgo", el 12 de diciembre llegaba a Namibia, "cansada pero contenta". Allí consiguió olvidarse de lo ocurrido, pero solo hasta que el 2 de enero se dispuso a volver y en el aeropuerto, en la taquilla de la compañía con la que tenía el vuelo, "me dijeron que no estaba en la lista de pasajeros", confirmándole después de hacer diversas gestiones que su billete "se había cancelado en España".

Ahí comenzó su particular penitencia: innumerables llamadas y emails a oficinas de la compañía aérea, a la central en Valencia de la agencia con la que había contratado el viaje --constaba esta como la que había cancelado el billete--, a la de Cáceres...; y una dura peregrinación, por las embajadas de España, Alemania..., hasta que cinco días después, ante la falta de ayuda y respuesta, "decidí arrasar mi cuenta y ponerla en menos 900 euros para comprarme un viaje de vuelta a Madrid".

Casi un mes después de su llegada a Namibia, el 8 de enero Alexa estaba de nuevo en Cáceres. Lo había pasado tan mal que, sin dudarlo ni un momento, decidió denunciar. Lo hizo en el Instituto de Consumo de la Junta, y también en la Comisaría, "donde me aconsejaron ir al Juzgado".

Ella lo único que reclama son los casi mil euros que le costó volver de Namibia a Cáceres "porque al parecer alguien, no se aún quién, anuló el billete de vuelta que junto con el de ida yo contraté y pagué por adelantado a la agencia de Cáceres", y los daños y perjuicios causados. Su caso lo investiga el Juzgado de Instrucción número 4, donde hoy mismo ha sido citada, y ella lo único que espera ya es que todo esto "se acabe cuanto antes".