El viernes caía en manos de la policía una banda de estafadores que timaba a ancianos con revisiones de gas. Las cobraban a precios abusivos, con amenazas de por medio e incluso desperfectos intencionados en las instalaciones para después repararlas a precio de oro.

Evidentemente, no todos los instaladores de gas son estafadores, aunque no pertenezcan a la asociación sectorial o sean del distribuidor oficial, pero no está de más que el usuario "extreme la precaución", tal y como pedía el viernes el presidente del colectivo, Andrés Crespo, y revisar a quién revisa.

Las tarifas

Para ello, puede ser útil algún dato de referencia, como el precio, sobre todo para evitar abusos de cobro. Una revisión de la instalación, incluido el certificado de la misma, y sin reparaciones de ningún tipo no debe sobrepasar los 40 euros. Ese es el precio que cobra la empresa Nevasa, distribuidora oficial de Repsol butano en Cáceres, que incluye un seguro de 5 años.

Los hay más baratos. Instaladores autónomos autorizados pueden cobrar 36 euros (hora y media de trabajo), según la tarifa que aplica uno de los consultados por este diario. "Cobrar más es abusivo", dice este operario que prefiere mantenerse en el anonimato.

Gas Extremadura rebaja aún más el precio, a 20 euros, aunque, según este mismo instalador, "su revisión es sólo ocular", extremo que no pudo confirmar ayer este periódico.

Los instaladores, miembros o no de la asociación, aconsejan a los usuarios que se aseguren de la veracidad de la acreditación que les presenta el operario. "Si desconfía, apunte el número de instalador y de la empresa, y antes, aunque el instalador tenga que volver otro día, verifique los datos con Industria", recomiendan. El teléfono de Nevasa, por ejemplo, es el 927220888.

Por supuesto, es importante "estar siempre delante del instalador mientras realiza la revisión para evitar problemas", afirma José Antonio Agudelo, gerente de Nevasa.

Cuidado también con la compañía. No sería el primer caso de empresa fantasma . Hace cuatro años aproximadamente se descubrió una empresa de Málaga que operaba en Cáceres con instaladores legales, pero la compañía no estaba autorizada por Industria. "Ni los instaladores lo sabíamos", cuenta uno de los técnicos. Y es que con el gas, parece que toda precaución es poca.