Aunque existen numerosos argumentos sobre la ausencia de riesgos de las antenas y sus radiaciones electromagnéticas, la ciudadanía no acaba de tenerlo claro y se opone con frecuencia a la instalación en su entorno. Cáceres ha registrado varias ´revueltas´ vecinales. Ocurrió por ejemplo en el año 2004 en la barriada de Pinilla, donde la negativa de los residentes logró paralizar el montaje de una torreta de telefonía en la calle Españoleto. La operadora ofrecía 9.000 euros anuales a los inquilinos del edificio.

Otra de las ´resistencias´ más firmes tuvo lugar en el año 2007 en Mejostilla. Los vecinos exigieron la retirada de una antena de telefonía que se había colocado sobre los locales de la carretera de Torrejón, frente a la factoría de Induyco, y también la paralización de otra antena que se iba a instalar así como la prohibición de levantar una tercera en la misma zona.

En 2008, residentes, trabajadores y empresas de Charca Musia dieron al traste con el montaje de tres antenas en su entorno. Ese mismo año, el rechazo vecinal obligó a retirar otro dispositivo de telefonía del campanario de Fátima. La operadora ofrecía 12.000 euros al año.

Ya en 2009, los barrios de Llopis y Las 300 se opusieron a otra torreta en un bloque de Cristu Benditu.