Del órgano de la iglesia de Santiago, un bello instrumento barroco del siglo XVII, cuelgan las telarañas. El polvo que cubre la madera y los tubos dan fe del olvido en el que se encuentra actualmente esta joya que se restauró por última vez en el año 1916, según explica el organista de la Concatedral de Santa María, Tomás Sánchez, y encargado ayer de guiar a los curiosos que participaron en la visita con motivo de la clausura del X Festival de Música Antigua Iberoamericana.

Con 32 años y estudios superiores de órgano en el conservatorio de Salamanca, Tomás Sánchez conoce al dedillo los instrumentos que pueblan las iglesias de la ciudad: Santa María, San Mateo, San Juan y la Montaña. Los órganos funcionan, pero sin el mecanismo antiguo, y solo conservan la caja, es decir, la estructura de madera con la que fueron elaborados, matiza el organista de Santa María, escéptico ante la posibilidad de que pueda llegar dinero de la diócesis o de otras instituciones para restaurarlos.

Sin embargo, en opinión de Pilar Barrios, directora del certamen y que también encabezó con sus explicaciones la visita en la mañana de ayer, el panorama puede pintar mejor. Cree que, si se invierte en reparar los órganos, podrán ponerse en valor y recuperar el dinero mediante conciertos y otras actividades. "Es una pena que se encuentren en mal estado y abandonados. Son parte de nuestro patrimonio", subraya Barrios, que considera que los 84.000 euros que supondría restaurar el de Santiago "no es tanto con el uso que se le podría dar".

Pero la realidad es otra. Este órgano en madera de ébano, realizado por la escuela de Churriguera, dejó de sonar hace más de 50 años. Desde entonces ha caído en el ostracismo, como un mueble abandonado en el coro de la iglesia a pesar de la belleza de sus tubos, aleaciones de estaño y plomo, que componen su estructura interna, ahora intacta y que podrían volver a funcionar si el objetivo del festival de recuperar los órganos se cumpliera.

Este deseo del certamen se plantea en paralelo a su idea de crecer en la próxima edición. Los conciertos han rozado o logrado llenos desde el inicio del programa y las actividades didácticas con escolares han contado con gran acogida, subraya Pilar Barrios, convencida de la idoneidad del certamen como baza para apoyar la candidatura de Cáceres a la capital cultural europea del 2016.

Sonidos de tres culturas

Entre las ideas que sugiere la dirección del festival para el 2010 figura la posibilidad de abrir palacios en el casco antiguo y recuperarlos como escenarios con música de su época. El certamen volverá a repetirse en octubre del 2010 y entre sus propuestas Barrios también incluye extender los conciertos al barrio judío con sonidos sefarditas, al igual que en las zonas árabe y cristiana. "Así podríamos destacar la importancia del intercambio cultural y la solidaridad a través de la música", subrayó.

En cuanto a la décima edición clausurada ayer, Barrios hizo especial hincapié en "la gran aceptación" de todos los conciertos además del que ofreció Jordi Savall, principal figura del certamen. El mejor ejemplo tuvo lugar a mediodía en la Preciosa Sangre, al completo para escuchar a la orquesta juvenil Esteban Sánchez, que ensaya en el instituto Hernández Pacheco. Con componentes de 10 a 12 años, ellos son el futuro vivo de este festival.