El abogado cacereño Pablo Vioque, que es juzgado actualmente por la Audiencia Nacional acusado de intentar introducir en 1991 dos toneladas de cocaína por las costas gallegas, había intentado a principios de los noventa asociarse con al menos media docena de industriales de Cáceres para establecerse en esta ciudad, según ha podido conocer EL PERIODICO de diversas fuentes.

Estas empresas, para las que se tenía ya pensada su ubicación en naves situadas en el polígono industrial de Las Capellanías, no se llegaron a crear ante el escepticismo de los promotores cacereños, a quienes les sorprendieron siempre las "enormes facilidades" que se les daba.

El abogado de los principales narcos gallegos recurrió a personas que había conocido en su etapa juvenil, antes de marchar a Murcia donde cursaría los estudios de Derecho. Estos viejos amigos, principalmente aquellos que disponían de su propio negocio en los ámbitos de la hostelería y la construcción, vieron con interés, en un primer momento, el negocio propuesto por Vioque; para lo que habían mantenido periódicos contactos en la ciudad gallega de Vilagarcía de Arousa.

GRAN CORDIALIDAD

Las conversaciones, pese a que se desarrollaron en medio de una notable cordialidad, no llegaron a fructificar más por la sospecha que indujo a los industriales cacereños a pensar que "no todo era limpio", según uno de los testimonios recogidos.

La idea de Pablo Vioque era crear industrias dedicadas a la importación de la madera, principalmente originaria de Portugal, para lo que ya se tenía pensado adquirir naves en el polígono industrial de Las Capellanías. En ninguno de dichos negocios quedaría reflejado el nombre del abogado y estaría todo bajo la tutela de los empresarios cacereños.

Finalmente, el proyecto de Vioque quedó abortado tras la negativa de los industriales. De igual modo, el letrado buscó otras fórmulas para establecer algún negocio en su ciudad natal, cosa que hizo bajo el sello de una promotora de viviendas.

El "interés" de Vioque por su tierra le llevó, además, a invertir dinero en un solar situado en la capital pacense, para la construcción de pisos, sin embargo tampoco llegó a fructificar.