Esteban Suárez es un director atípico. Con 45 años, este leonés de raíces asturianas lleva 19 de su vida como funcionario de prisiones, la última parada en Cáceres, donde acaba de cumplir siete meses como máximo responsable tras pasar por Ceuta, también de director, durante 14 meses. "Este es un centro muy distinto. Allí gran parte de los reclusos eran islamistas", recuerda.

Si algo define al hombre fuerte de Instituciones Penitenciarias en la ciudad es su habilidad para comunicarse. Lo hace con franqueza y claridad, sin escamotear detalles al periodista. "Me gusta Extremadura. Un fin de semana estuve en Las Hurdes y me impresionó", dice, acostumbrado a los paisajes asturianos. Pero a Esteban Suárez le preocupan las pésimas condiciones en las que está la cárcel vieja, reconvertida en centro de inserción social y donde las actividades son inexistentes para los internos en tercer grado que viven allí.

En esta sentido, el director de la cárcel cacereña avanza que la Dirección General de Instituciones Penitenciarias tiene a Cáceres entre "sus prioridades" para construir un nuevo centro de inserción para internos en situación de semilibertad. Suárez justifica la necesidad de contar con unas instalaciones modernas en las que poder realizar talleres de formación con los internos que no salen a la calle a trabajar.

Instrumento formador

En este sentido, el máximo responsable del centro penitenciario señala que la importancia de contar con un nuevo centro de inserción social radica en la posibilidad de formar a más internos en tercer grado: "Es fundamental porque aquello --en referencia a la cárcel vieja-- no reúne condiciones para nada. Con el nuevo CIS se podrían hacer programas de inserción laboral y muchas más cosas".

Las obsoletas dependencias del barrio de Pinilla, asegura Suárez, "tienen un tejado medio hundido" y ya han sido visitadas por el subdelegado del Gobierno, Fernando Solís, y responsables de la inspección de Instituciones Penitenciarias. La directora general, Mercedes Gallizo, está también al corriente del mal estado de la cárcel ubicada en la avenida Héroes de Baler: "Me consta que tiene como prioridad a Cáceres. No puede ser de otra forma porque es de las que peor está en el país. Hay otras prisiones viejas que están en mejores condiciones o en las que se habilitó una parte de ellas", subraya.

El objetivo del Ministerio del Interior es que el centro de inserción social se construya en la misma zona que la actual cárcel de Cáceres por cercanía y facilidades en la gestión. "Lo tenemos prácticamente todo, incluso terrenos. Sólo falta que Madrid diga cuándo empezamos", dice Suárez, que no puede precisar la fecha en la que podrían iniciarse las obras. Lo que sí tiene claro es que el centro de inserción social contaría con 25 plazas para internos en tercer grado sin trabajo y que tampoco puedan continuar en el centro penitenciario.

En este sentido, apunta que "se quiere definir el nuevo modelo de CIS. Va orientado a que los internos que no trabajen hagan muchas más actividades en el mismo centro". Matiza que el inicio de esta actuación depende de los presupuestos que marque el Ministerio del Interior para el próximo año. "Una vez que se defina el modelo y el presupuesto del que se dispone, se verá cuántos centros se pueden construir en un año", subraya.

En la actualidad, de los 18 internos en régimen de tercer grados en la cárcel vieja, diez salen a trabajar a diario y sólo ocho hacen vida en su interior a la espera de que llegue un contrato laboral. No hacen actividades y emplean su tiempo entre sus celdas y los paseos en el patio.