¿Necesita Cáceres un nuevo PGOU? ¿Hace falta un PGOU para 50 años? ¿Qué pasa con la ZEPA? ¿Cuáles son los parámetros utilizados por el planeador? ¿Con más suelo urbanizable baja el precio de la vivienda? ¿Qué pasa con el tren? ¿El PGOU responde verdaderamente a las necesidades de Cáceres? ¿No vamos a dar la oportunidad a nuestros hijos y nietos de intervenir activamente en el futuro de su ciudad?

Estas y otras más, serían las preguntas que podíamos hacer, ahora que ha terminado el plazo para presentar alegaciones al PGOU, que dicho sea de paso (contrariamente a lo que se hubiese requerido al hablar de un proyecto a 50 años que coarta e impide a las generaciones futuras decidir sobre su propio futuro) es escaso y el mínimo permitido por la ley: un mes.

Aunque lo verdaderamente importante sería hacer una reflexión sobre la situación actual de Cáceres, sus problemas y sus posibles soluciones, más cuando se pretende idear un modelo de ciudad que por un lado excluye a las otras fuerzas políticas, por otro lado no ha buscado la participación, información y planteamientos de la ciudadanía (pues se ha establecido, como antes dijimos, el plazo mínimo de alegaciones y sin existencia y conocimiento público del avance del plan); pero lo más trascendente es que ni los problemas detectados ni las soluciones aportadas son las reales, verdaderas y propias para la ciudad de Cáceres.

Cáceres es una ciudad descosida, desunida y desconectada, con problemas gravísimos de tráfico, sin suelo industrial (de ahí lo importante de otras iniciativas públicas), con precios altísimos de las viviendas que impiden su acceso a los jóvenes, entre otros muchos que podíamos enumerar ¿ZEPA?

Frente a estos y otros problemas, se plantea una ciudad al estilo Walt Disney, irreal y utópica --¿350.000 habitantes?--, con un precio del metro cuadrado de suelo para viviendas de 742 euros o 120.000 pesetas (para viviendas de 90 metros el precio mínimo sería de 30 millones de pesetas) y del metro cuadrado de suelo industrial a 500 euros (en otros municipios colindantes está entre 50 y 80 euros), que ni cose la ciudad, ni la articula, ni la reestructura, nada, con infraestructuras y sistemas generales irrealizables, sin perspectiva de futuro.

Todo ello lleva a pensar en la posibilidad de dejar sobre la mesa el actual proyecto de PGOU y abrir una gran reflexión ¿Cáceres 2016?-¿Cáceres 2026?, con consenso y participación, tratando de plantear un modelo de ciudad armónico, equilibrado, respetuoso con el medio, que haga ciudad, permita el acceso a la vivienda, se creen parques empresariales públicos, se tenga en cuenta el futuro paso del AVE y se busque, de una vez por todas, la relación amable con los municipios del cinturón. "Seamos buenos y benéficos".