El concejal Santos Parra asegura que el mercado franco es hoy "un lugar tranquilo y sin problemas, donde gracias a la mayor vigilancia policial se ha conseguido acabar con la venta ilegal y los tironeros". A los vendedores se les exige la documentación y permisos tanto a la entrada como en los puestos; y no se permiten entradas ni salidas fuera de las horas establecidas, ni su llegada la noche antes, para evitar molestias a los vecinos.