Parras y la plaza de Obispo Galarza han sido desde siempre lugares clave para el comercio, al encontrarse en el entorno de Pintores y Moret. Parras, que en la primera mitad del siglo XX se llamó avenida de Cervantes, era una de las calles más largas de la ciudad. De hecho era la que más páginas ocupaba en el padrón municipal, tenía tantos vecinos que sus nombres copaban más de una decena de hojas.

La mayoría de las viviendas estaban ocupadas por personas relacionadas con el mundo del textil. Así, en 1900 vivían allí Tomás Palomar (sastre), Felipe Méndez (zapatero), Juan Vinagre (sastre), Antonio Alvarez (zapatero), Antonio Parras y su hermano Luis (cajistas), Jacinta Rivero (modista), Juan Olarza (jefe de telégrafos), Bernardo Pache (zapatero), Gonzalo Rodríguez (zapatero) y Emilio Hernández (abogado).

Hasta que en el siglo XX se construyeron las Casas Baratas Parras era el lugar donde acababa Cáceres. En el siglo XVIII fue el paso de los carruajes que se dirigían hasta el cuartel viejo (ubicado donde hoy se encuentra el parking de Obispo Galarza) o hasta la plaza de toros. La vía acogió comercios emblemáticos como los almacenes Blázquez, el famoso Pingüino (que antes fue un bar de cocina gallega) o el bar de la OJE (ocupaba el local que hoy tiene el hotel Agora), donde los chavales acudían a jugar al billar y a comer bocadillos de mejillones.

El cuartel de caballeros de infantería se construyó en el siglo XIX, pero la historia de Obispo Galarza viene de más atrás. La plaza y el parking deben su nombre a Pedro García Galarza, que fue obispo de Coria Cáceres de 1579 a 1604. El fue quien fundó un seminario en el siglo XVI en el mismo lugar que después ocuparía el cuartel y hoy el aparcamiento. El obispo decidió ubicarlo en la capital cacereña en lugar de en Coria, donde está la catedral y que era sede episcopal. Este hecho supuso el rechazo y oposición de las altas esferas religiosas. Fue tal el enfado que tuvo que intervenir hasta el Papa Clemente VIII y detener las obras del seminario en 1595.

El edificio religioso se construyó, según recoge M Mar Lozano en su libro El desarrollo del urbanismo cacereño , bajo el espíritu del Concilio de Trento. En el siglo XVIII a este inmueble fueron trasladados algunos de los enfermos del hospital la Piedad.

El edificio se demolió en 1963 para construir el mercado de abastos municipal, que se trasladó desde la plaza Mayor y estuvo en Obispo Galarza hasta que en 1996 se inaugura el actual en la ronda del Carmen. El de Galarza se levantó siendo alcalde Alfonso Díaz de Bustamante y como gobernador civil Federico Trillo y Figueroa.

Parras y Obispo Galarza han cambiado mucho desde entonces y hoy en día hay muchas diferencias entre ambas zonas, contiguas y unidas desde hace siglos. Parras vive un acusado declive, con casi una veintena de locales comerciales cerrados y una gran cantidad de edificios abandonados y en riesgo de derrumbe. Los comerciantes solicitan que se potencie la rehabilitación de locales para facilitar que se abran más negocios y creen que la peatonalización de la calle ayudaría a devolver el auge comercial.

Por contra, desde que abriera su parking, Obispo Galarza se ha convertido en el paso del 90% de los turistas que llegan a Cáceres y en la zona se han mejorado notablemente las infraestructuras. Un detalle importante es que en la plaza solo hay tres locales cerrados. No todo es suficiente, como explica Joaquín Jiménez, el quiosquero de Galarza. Cree que faltan más inversiones para el turismo y que en la plaza serían necesarios bancos. "Los turistas que esperan aquí los autobuses no tienen ningún lugar en el que sentarse a descansar, necesitaríamos que hicieran una plaza con bancos y árboles porque ayudaría a mantener a los turistas en la zona de Galarza", indica. Belén Fernández, que regenta una tienda de 'souvenirs', cree que el ayuntamiento debería entregarle a los comerciantes de Galarza planos y octavillas para promocionar la parte antigua. "Entran a preguntar y no tenemos nada que darles", dice.