El juzgado número 4, que instruye el caso del parridida del barrio del Perú, acaba de levantar el secreto de sumario. Aunque todavía la mayoría de las diligencias están pendientes de los resultados, como los análisis de toxicología y de balística, que se han enviado a un instituto de Sevilla.

Daniel Cortés, de 38 años, acabó con la vida de su padre, Ángel Cortés Solana, de un disparo la madrugada del 20 de febrero mientras éste se encontraba en la cama, en su domicilio de la calle Antonio Floriano Cumbreño. Ha reconocido los hechos aunque en su declaración afirma que esa noche estaba bajo los efectos del alcohol y que no era consciente de sus actos. Con el informe de toxicología se conocerá el nivel de alcohol en sangre que tenía el parricida, que se encuentra en prisión provisional desde que ocurrieran los hechos.

Según indica su abogado, Diego Pacheco, su defensa se basa en que llevó a cabo el crimen en «condiciones de inimputabilidad» debido a la intoxicación etílica que tenía. Había estado tomando copas con los amigos hasta las tres de la madrugada. Esto, unido al clima de hostigamiento familiar que llevaba soportando más de treinta años, le llevaron a cometer los hechos. Tal y como explicara Daniel Cortés a los policías que acudieron a su casa tras los hechos, mató a su padre porque llevaba treinta años sufriendo los malos tratos a su madre. La violencia que sufría su progenitora también la han confirmado sus otros dos hermanos e intentarán ahora demostrarlo en el juzgado.

para protegerla / Tal y como adelantara este diario el parricida y su hermana vivían aún en el domicilio familiar para proteger a su madre de su padre. Sin embargo no existen denuncias previas por violencia de género. Los hermanos aseguran que no denunciaron por miedo a que su padre tomara represalias, ya que había amenazado a su madre con matarla a ella y a sus hijos si iba a la Guardia Civil.

Tras levantarse el secreto de sumario el juzgado llamó a declarar a la madre y a los dos hermanos de Daniel Cortés. Los tres mantuvieron la misma versión, confesando los malos tratos que sufría la progenitora y confirmando que Daniel tenía una alta intoxicación etílica esa noche.

La madrugada del crimen Daniel Cortés llegó a casa a las cuatro y directamente se encerró en el cuarto de baño. Su padre se despertó y empezó a aporrear la puerta profiriendo insultos creyendo que quien se encontraba en el interior era su esposa. Al abrir la puerta Daniel, su padre volvió a la cama. Poco después este cogió una de las escopetas que tenían en casa y acabó con la vida de su padre de un disparo en el costado. A su madre le dijo: «tranquila mamá, ya no vas a sufrir más». Hasta que no se conozca el informe del forense no se podrá acreditar si su padre estaba o no dormido en el momento de los hechos. No hubo, sin embargo, ningún enfrentamiento fuerte entre ambos ni entre el padre y otro de los miembros de la familia.

El caso continúa instruyéndose por parricidio y no por violencia de género. Habrá que determinar si se trata de un homicidio o de un asesinato. La defensa no descarta solicitar más adelante la puesta en libertad. Ya lo pidió cuando ingresó en prisión pero tanto el juzgado como la Audiencia lo denegaron.