El cura de Arroyomolinos condenado por los delitos de exhibicionismo y abuso de menores mantiene su inocencia y anuncia que recurrirá la sentencia a la Audiencia Provincial de Cáceres. El Juzgado de lo Penal 2 le ha condenado a quince meses de prisión y a cuatro años de libertad vigilada. Además deberá indemnizar a la víctima con 3.000 euros. Tras conocer el fallo la Diócesis de Coria-Cáceres ha decidido mantenerlo apartado de la actividad religiosa, como estaba desde que fuera detenido en abril del año pasado.

Los delitos los cometió en su domicilio de la capital cacereña, donde tenía su residencia habitual, a pesar de que ejercía como titular en la parroquia de Arroyomolino de Montáncez. El juzgado ha probado que Juan Carlos Montañés Trillo, nombre al que responde el sacerdote, conoció al menor, de 15 años, en septiembre del 2015 en un bar de la ciudad de Cáceres. Durante un tiempo le invitaba a consumiciones y a alguna cena y le compró ropa de marca y juegos para la Play Station. En ese clima lo llevó a su casa en varias ocasiones, donde proyectaba en presencia del menor vídeos de carácter pornográfico. Una vez le invitó a que se quedara a dormir, pero el chico no aceptó.

Según relata el fallo y publicó ayer este diario la siguiente vez que el niño volvió a la vivienda del sacerdote puso de nuevo los vídeos de carácter pornográfico, pero esta vez el párroco comenzó a realizarse a sí mismo tocamientos en presencia del menor. Llegó incluso a retar a la víctima a realizarse también tocamientos: «Apuesto 50 euros a ver quién se corre antes», le dijo textualmente Juan Carlos al menor y recoge la sentencia. El chico comenzó a tocarse con el ánimo de conseguir el dinero, pero fue incapaz de continuar y se marchó de la casa. Regresó al día siguiente y, al volver a estar puesto el vídeo pornográfico, decidió grabar las imágenes con su teléfono móvil en las que se veía también al sacerdote sentado en el salón en calzoncillos.

POR UNA DENUNCIA / Precisamente los hechos se descubrieron a partir de una denuncia que interpuso el propio párroco en la comisaría de la Policía Nacional, en la que manifestaba que estaba siendo víctima de una extorsión. Contó a los agentes que, por razones de su actividad pastoral, había contactado con varios chicos de nacionalidad rumana, entre ellos un menor al que había invitado en alguna ocasión a su domicilio. Una de esas veces el menor le había grabado con el móvil en cuyas imágenes aparecía él «en paños menores» y de fondo un vídeo pornográfico que estaba siendo reproducido en un ordenador de su propiedad. Un hermano del joven le pidió dinero amenazándole con difundir el vídeo. Le dio 1.300 euros, pero las amenazas continuaron. La Fiscalía solicitaba para él tres años de prisión.