El santuario de la Virgen de la Montaña comienza a volver poco a poco a la normalidad. Ayer por la mañana reabrió sus puertas en horario habitual tras el robo que sufrió la madrugada del miércoles. Aunque la imagen de la Virgen quedó intacta, los ladrones se llevaron el dinero recaudado en los limosneros y las huchas repartidas por la ermita. En total, un botín valorado en 200 euros, aunque «los destrozos que han causado tienen un valor mayor», explican los responsables de la cofradía.

Ayer comenzaron a arreglarse los desperfectos causados. Se sustituyeron las tapas de mármol del limosnero y uno de los cristales de la tienda de recuerdos. Sin embargo, todavía faltan cosas por arreglar, como las huchas para las ofrendas florales, que quedaron destrozadas, o el marco de la puerta que los ladrones forzaron. «Aunque no está todo arreglado, hemos querido abrir para que la gente pueda venir a ver a la Virgen. Mucha gente vino el día 15 y se encontró con que estaba cerrada», explicó Juan Carlos Fernández Rincón, mayordomo de la cofradía, que espera que todo esté listo la semana que viene.

Numerosas personas visitaron ayer el santuario. «No me sorprende lo que ha pasado, suele ocurrir en muchas iglesias. Deberían reforzar la legislación para evitarlo», denuncia Raquel, una turista de Zaragoza. José Sánchez suele acudir cada domingo, aunque ayer cambió de día para comprobar el estado del santuario. «Es una pena, aunque al menos no han causado ningún daño a la Virgen».

Según confirma Fernández Rincón, la policía continúa con la investigación para averiguar quién está detrás del robo. Las cámaras de seguridad y la caja registradora que los atracadores dejaron por el camino pueden ser claves.