Lo que iba a ser un centro de ocio junto a Carrefour, enclavado en las instalaciones del antiguo matadero, una parcela que fue en su día del ayuntamiento y de la diputación y que las instituciones acabaron vendiendo a particulares, es hoy un lugar abandonado e inhóspito y desde hace meses temido por muchos padres que han descubierto cómo sus hijos adolescentes acuden a él, especialmente los viernes y sábados por la tarde con la intención, en muchas ocasiones, de hacerse fotografías. El paisaje tiene, seguramente, mucho de inspirador para inmortalizar la imagen que luego es problable que cuelguen en Instagram: una fábrica abandonada, un escenario decadente, un Bronx Newyorkino en la tranquila Cáceres... ¿Pero es realmente un lugar seguro? Esa es la pregunta que se han hecho los padres que han acudido a este periódico para denunciar la situación y pedir al ayuntamiento que inste a la propiedad a que adopte las medidas necesarias de vallado para impedir el acceso.

«Aquello está lleno de grúas y hay un bidón al que los muchachos se suben para hacerse selfies», explica uno de los padres, que fue quien captó la imagen que acompaña a esta noticia. «La hice el martes por la tarde. En el bidón estaban subidas las dos chicas; una tercera, desde abajo, fue la que las fotografiaba. A la parte más alta del bidón se accede por unas escaleras, pero es peligroso, dan un mal paso y caen abajo», relata. Los adolescentes suelen frecuentar el lugar especialmente los fines de semana. «Van primero a las pistas de Los Castellanos y luego vienen hasta aquí, se pasean por entre las grúas y merodean por la casa abandonada».

Los padres aseguran que «hay una preocupación» y estiman que el ayuntamiento debería adoptar medidas: «Que los dueños limpien aquello, que lo vallen, que limpien la parcela, porque puede ocurrir una desgracia. Es mejor prevenir que lamentar algo peor», sostienen.

La parcela del viejo matadero no ha dejado de ser noticia en la última década. Fue durante el mandato de José María Saponi como alcalde cuando se estudió la posibilidad de que este terreno se convirtiera en centro de ocio. Eran los años en que en España se veían los centros de ocio como la panacea, como una solución para acabar con los botellones en la calle y ofrecer, especialmente a los más jóvenes, una alternativa de diversión.

En octubre de 2003 le presentan a Saponi un proyecto para las 3,2 hectáreas del antiguo matadero. Eran tres empresarios, integrantes de la sociedad Ocio y Recreo de Extremadura los que se reunieron con él para mostrarle un centro de tres plantas que generaría 200 puestos de trabajo directos. Tendría tiendas, una sala cultural de exposiciones, pubs, negocios de hostelería... Era la bomba, tan bomba que costaría 9 millones de euros y hasta incluiría un hotel de cuatro estrellas. Años después, en 2009, también se habló de que Leroy Merlin se instalaría allí. Otro dispendio que llenó ríos de tinta y que finalmente cayó en el olvido.

Hoy, ni centro de ocio, ni Leroy Merlin ni nada de nada. No más que una parcela abandonada, llena de peligros evidentes en la que los adolescentes cacereños campan a sus anchas en busca del selfie de sus vidas. Entretanto, los padres reclaman una solución. Aún no es tarde para adoptarla.