En toda España hay pelotazos urbanísticos acompañados de corruptelas, irregularidades o corrupción. En Cáceres solo hay pelotazos (Villa dixit). Porque en Cáceres tenemos a la Virgen. De la Montaña, conste.

El lector recordará que, hace un tiempo, Saponi puso el futuro de la ciudad en manos de la Virgen de la Montaña, que no es ni mucho menos una señal de la incapacidad del ayuntamiento para sacarla adelante con sus proyectos sino ser consecuente con la fe que no solo mueve montañas sino que hace excavaciones, explanaciones y levanta edificios.

¿Acaso no es El Corte Inglés, por ejemplo, el futuro de la ciudad? Pues ¿quién mejor que la Virgen para encargarse del tema?

Ahora bien, no existe un solo dato en la historia de los últimos dos mil años para sospechar que la Virgen haya llevado a cabo un acto de corrupción. Ni siquiera lo ha consentido o ha hecho la vista gorda. Bueno, es que no se puede hablar ni de corruptelas o irregularidades. Porque lo suyo son los milagros. ¿No consiguió que su Hijo convirtiera el vino en agua? Pues ahora se convierte un terreno docente en docente, comercial y residencial que es más útil.

¿Acaso su Hijo no multiplicó las panes y los peces?. Pues ahora se multiplica la edificabilidad de unos terrenos que pasan de 7.900 a 60.500. Y no me dirán que no es un milagro que un terreno que vende el ayuntamiento valga a cuatro perras el metro cuadrado y cuando es el ayuntamiento quien lo compra valga cientos de miles.

No obstante aún hay gente que continúa hablando de informes técnicos desfavorables, de plusvalías, de poca rentabilidad para la ciudad, de que se ha llevado el caso en secretismo y por parte de un selecto grupo... ¡Hombres de poca fe!. Estáis solos ante el mundo. De los creyentes.