La Audiencia Provincial ha condenado a Adrián Rodríguez, exalcalde y actual concejal del PSOE en Alcollarín, a tres años de prisión y ocho de inhabilitación para ejercer su cargo por coaccionar a ediles del PP en el verano del 2003. La sentencia, que puede ser recurrida ante el Tribunal Supremo, precisa que Rodríguez cometió tres delitos de prevaricación, contra los derechos cívicos y de detención ilegal. A pesar de ello, el tribunal propone que el condenado sea indultado parcialmente para que pueda evitar la cárcel al estimar que la pena "es excesiva", entre otros aspectos, "por el mal causado por la infracción, las circunstancias personales del reo, su edad, los hechos o sus antecedentes". El abogado del exregidor afirmó ayer, tras conocer la sentencia, que no decidirá si presentará recurso hasta reunirse con él.

La resolución judicial considera probado que Rodríguez dejó encerrados intencionadamente en el ayuntamiento a los concejales del PP Manuela Prados, Demetria Búrdalo y Julián Calzas el 11 de agosto del 2003 y que fue necesario que éstos dieran aviso a la Guardia Civil para que acudiera al consistorio. Los hechos ocurrieron alrededor de la una de la tarde. También considera probado que durante ese verano el exalcalde "comenzó a impedir sistemáticamente y constantemente la labor de los concejales de la oposición, denegándoles la solicitud de convertirse en grupo político, negándose a concederles un lugar donde ejercer su labor y desestimando su petición de que les facilitara una mesa".

El detonante del encierro, añade la sentencia, se produjo tras la reunión que mantuvo aquella mañana el entonces alcalde con vecinos de la pedanía de Fernando V. La sentencia especifica que a Rodríguez "le molestó muchísimo" que, al salir de su despacho, los concejales del PP se dieran a conocer y facilitaran sus teléfonos, "que le movió a intentar hacerse con aquel documento, lo que no logró" y a acusarles de "espías e intrusos".

A LA GUARDIA CIVIL Tras esta situación, prosigue el tribunal, el exalcalde ordenó que "todo el mundo" saliera del ayuntamiento y a su secretaria que apagara el ordenador y cerrara el despacho, "ya que iba a quedar cerrados" a los tres representantes de la oposición. También precisa que "los encerrados, sorprendidos primero y nerviosos luego tras comprobar que la puerta estaba cerrada", se vieron obligados a llamar hasta tres veces a la Benemérita. Transcurridos "diez o doce minutos", Rodríguez regresó y, tras introducir la llave, la puerta quedó abierta, aunque no se marcharon hasta la llegada de la Guardia Civil.