Pepillo Palma era un as del balón, jugaba con el 7 en el Cacereño, también lo hizo en el Cacereño B, en el Calahorra y en el Linares. Compartió cartel con Tate, Camacho o Marcos Martín. Fue celador en Cáceres y hace 12 años se jubiló. Rafaela Esperanza Carrero Casares es su mujer y tienen 4 hijos. Desde ayer se les puede ver en la plaza de San Jorge. El matrimonio forma parte de la exposición Cáceres crea Cáceres 2016 , organizada por el Consorcio de la capitalidad. En ella se retrata a 2.016 cacereños, que se convierten en actores principales del desarrollo de la ciudad y de su candidatura como capital cultural.

"En la foto salgo con el chaleco que me regaló mi yerno, que me gusta mucho. ¿Que me parece la exposición? ¡es preciosa!, me ha impactado mucho, he visto allí a muchos amigos", confesaba Pepillo Palma ayer, justo el día en que la alcaldesa, Carmen Heras, y el presidente ejecutivo del Consorcio, Felipe Vela, inauguraron la exposición. La muestra está compuesta por las fotografías captadas durante el fotomatón celebrado entre el 26 y 28 de septiembre pasados en la ciudad (se hicieron 1.800 fotografías y el resto hasta completar 2.016 fueron videos de cacereños que vertían sus opiniones sobre la candidatura).

Con ese material, la empresa Pkmn --encargada de realizar el proyecto-- ha elaborado el merchandising que compone la muestra: fotografías a gran formato, siluetas, vinilos pegados en cristales de casas y palacios, 2.000 globos, 1.400 chapas, camisetas e instalaciones fijas de video, todo ello repartido por el recinto intramuros. La exposición estará hasta el próximo lunes en las calles del casco histórico y a partir de entonces y hasta el 10 de noviembre se repartirá, entre otros edificios, por el Palacio de la Isla, el de Carvajal o el Museo de Cáceres.

El merchandising (globos, camisetas o chapas) se distribuirá en el llamado cátering de identidades que se celebrará a partir de la una de la tarde de mañana en la ciudad monumental. El reparto se hará entre todos los cacereños que acudan a la cita.

Mientras, desde ayer, ya pasean por Cáceres de forma permanente Pepillo, Rafaela, también Pepe Avila (conocido entrenador de la cantera del Cacereño) y su mujer, Jacinta Borreguero, María, Antonio (padre de un notario), Fabián Tornero (suegro de Salva) y tantas y tantas otras identidades que explosionan en el número más soñado por Cáceres: el 2.016.