Varón, de 15 o 16 años, de familia normalizada pero con un largo curriculum de fracaso escolar. Ese sería el perfil del delincuente juvenil de la provincia, según los casos que se han tramitado en el Juzgado de Menores. Sin embargo algo está cambiando en ese perfil: cada vez aumenta más el porcentaje de chicas delincuentes y este empieza a ser ya "significativo", algo que en 2002 no ocurría, según la magistrada Julia Domínguez.

Destaca en esos rasgos habituales el entorno familiar, ya que rebate el tópico de que la mayoría de los delincuentes menores proceden de familias marginas y desestructuradas. Es cierto que los delitos más graves sí coincide que suelen cometerlos chicos que arrastran un problema familiar: son con frecuencia hijos de padres separados o divorciados, con algún trastorno psíquico o dependencia, bien al alcohol, las drogas o el juego.

Pero esos son los menos. La gran mayoría de menores que acaban teniendo problemas con la Justicia, alrededor del 80%, insiste Domínguez, proceden de familias totalmente "normales y corrientes", sin problemas más allá de los cotidianos. Aunque, eso sí, son normalmente malos estudiantes, repetidores de curso y con una gran falta de cultura.

LA RESPUESTA PATERNA ¿Y cuál es la reacción de esos padres normales cuando se les dice que su hijo ha cometido un delito? "La mayoría intenta exculpar a su hijo o justificarlo. Para ellos, siempre es inocente. Es más frecuente el padre que defiende, que el padre que reconoce", confirma la magistrada. Sobre todo les exculpan cuando de la falta o el delito enjuiciados se derivan responsabilidades económicas, además de las penales, y de las mismas tienen que responder el menor y sus progenitores.

De hecho, ese aspecto es el que más dificultades plantea a la hora de dictar sentencias de conformidad. "Cuando a un padre se le dice que su hijo ha roto un coche o unas papeleras, se asume la culpa, pero cuando se le dice que además de la medida de corrección para el hijo hay que pagar el daño de los destrozos, las cosas cambian".

El año pasado solo se dieron dos casos de delitos cometidos por chicos de menos de 14 años en Cáceres, concretamente de 13 años, y por lo tanto exentos de responsabilidad penal. Fueron un delito de robo y otro de años. En opinión de Domínguez, estos casos son "excepcionales", de ahí que no comparta la petición hecha desde algunos sectores de rebajar la edad penal.

Así, invoca como argumento la propia Ley del Menor, que en su exposición de motivos dice al respecto: "Las infracciones cometidas por los niños menores de esta edad (14 años) son en general irrelevantes y que, en los supuestos en que pueden producir alarma social, son suficientes para darles una respuesta adecuada en los ámbitos familiar y asistencial civil, sin necesidad de la intervención del aparato judicial sancionador del Estado".