Quizás usted viera a un burro caminando tranquilamente por la ciudad el pasado martes. No fue el único. Algunos incluso se hicieron fotos con el animal en su largo pero sereno camino desde Aldea Moret hacia la N-630, la Hispanidad, San Francisco, Concejo, Vadillo y finalmente el Refugio San Jorge, su nuevo hogar. Era el burro Camilo, que acaba de dejar atrás el hambre y el abandono para vivir un futuro feliz. Varias personas quieren adoptarlo y el Refugio del Burrito también le espera.

Los vecinos de Aldea Moret llevaban semanas avisando de la presencia del pollino deambulando famélico por la zona de Ródano. El Proyecto Animalista por la Vida, que gestiona el Refugio San Jorge (perrera municipal) intentó recogerlo hace dos semanas pero desapareció. Además, la policía afirmaba que no podía transportarlo al no disponer de los recursos necesarios. Hace unos días se le volvió a ver con una herida en el cuello, como si lo hubieran retenido con una cuerda, pero las voluntarias no lo localizaron hasta el martes. Entonces tomaron la única alternativa: llevar caminando a Camilo (como le había apodado una vecina de Aldea Moret que le daba comida y agua) hasta el refugio, situado en el campus.

Metro a metro, kilómetro a kilómetro, el animal fue avanzando a su ritmo, guiado por las voluntarias. La caminata comenzó a las 12.30 y acabó felizmente a las 16.30. Camilo se tomó algunos descansos para saborear la hierba de los jardincillos de la Hispanidad y San Francisco. Finalmente, ya en el refugio, se optó por llevarlo al hospital de la Facultad de Veterinaria, donde los profesionales le han hecho una analítica. "El animal está bien, sus órganos no se ven afectados aunque tiene anemia", explicaron ayer desde el centro.

"Ahora come como un loco", comenta satisfecha Laura Varaldi, responsable del Proyecto Animalista y participante en la caminata. Las voluntarias evaluarán si dan el burro en adopción a personas responsables, o bien si se transporta hasta la finca pacense donde el Refugio del Burrito cuida de estos animales.