No es la primera vez que ocurre. Al parecer la Cruz de Término, que se ubica en la plaza de Santa Clara, ya fue en los años 80 objeto de un altercado de similares características al ocurrido la madrugada del viernes al sábado. Pero este hecho no resta gravedad a lo sucedido ni hace que sea menor la indignación que en todos ha despertado el daño causado a este crucero que, no hay que olvidar, tiene al menos cuatro siglos de vida y la declaración de Bien de Interés Cultural.

La sorpresa y posterior indignación que el mismo sábado provocó a los vecinos de la zona descubrir la cruz destrozada causó ayer en el resto de los cacereños. "Pero... ¿qué es lo que ha pasado con la cruz", preguntaba sorprendida María al pasar por la plaza de Las Claras. "¿Quién ha podido hacer algo así?", añadía sin dar crédito a lo que un vecino contaba.

Como ella, que no reside en la zona, aunque acude con frecuencia al convento que preside la plaza, y por este motivo no supo de lo ocurrido el mismo sábado, también Francisco y Juan supieron del suceso ayer. Ellos trabajan en las obras que se realizan en un inmueble de la misma plaza "y nos ha dolido mucho ver la cruz destrozada", comenta Juan. "Siempre nos sentamos bajo las palmeras, junto a la cruz, a comer el bocadillo a media mañana, y cuando hoy lo hemos hecho era como si nos faltara algo, como si hubiesen destrozado algo nuestro, la verdad es que no hay derecho", añade indignado Francisco.

Tanto ellos, como el resto de los vecinos de la zona con los que ayer habló este diario califica de "salvajada" lo que han hecho con la cruz, y confían en que sea posible identificar a los autores y, por supuesto, restaurar el crucero.

Es lo que espera Santiago, residente desde hace años en la calle San Ildefonso, al que le resultaba "incomprensible que se pueda destrozar algo que tiene un valor histórico por el simple placer de hacer daño". El se enteró de lo ocurrido el mismo sábado, tras encontrarse con unos conocidos que le preguntaron si habían quitado la cruz. "Me sorprendió su pregunta porque era lo único que quedaba de la antigua plaza tras su remodelación y me costaba creer que la hubieran quitado, por eso cuando me enteré que la habían destrozado no podía creerlo".

Nadie sabe aún si ha sido un simple acto de vandalismo o hay algo más, pero lo que todos tienen claro es que "no tiene perdón".