Hay animales que no tienen la suerte de Rescate por un perro , el excepcional libro de Patricia Highsmith donde piden dinero tras secuestrar a una mascota. Otros simplemente son abandonados en lugares alejados, solitarios, con pocas posibilidades de sobrevivir. Así le ha ocurrido a un pequeño perro cruce de pequinés, de sólo diez meses, que fue dejado por su propietario en un pozo de la mina de Aldea Moret. Los gemidos alertaron el miércoles a unos ciudadanos que caminaban por la zona, quienes a su vez dieron aviso a la policía.

Hasta el lugar, en las inmediaciones del antiguo pozo Esmeralda, se desplazaron dos agentes de la Unidad de Proximidad. Cuando llegaron ya era noche cerrada, máxime en una zona en ruinas circundada por campo abierto donde ni siquiera existe luz eléctrica. Pronto localizaron al animal: estaba en un pozo al que podían acceder sin necesidad de pedir ayuda especializada. Según la información facilitada ayer por la jefatura, los agentes, Juan José y Juan Pedro, comprobaron el firme del suelo y entraron poco a poco hasta coger al animal, que no se resistió.

La Asociación Cacereña para la Defensa de los Animales se ha hecho cargo del perro, al que ha llamado poli como agradecimiento a sus rescatadores. El animal retozaba ayer feliz con otros cachorros en la perrera municipal, donde tiene comida, bebida y el cariño de las voluntarias, que dedican su tiempo libre al cuidado de los canes. El proceso es el mismo para todos los inquilinos de nuevo ingreso: desparasitación, vacunación y una fotografía que se mostrará en la web protectoracaceres. com para buscar un hogar donde vivir.

" Poli no estaba en mal estado, pero tiene la edad a la que suelen abandonarse porque se hacen adultos, molestan. Otro caso lamentable de irresponsabilidad", señala Isabel Alcalá, vicepresidenta de la protectora.

De hecho, las instalaciones de la perrera siguen colapsadas: hay 74 animales cuando sólo tiene capacidad para 50. Hace unos días recogieron varios cachorros deshidratados, en los huesos, metidos en una caja junto a la carretera de Badajoz. Otra familia encontró un perro atado a un árbol, moribundo, en pleno campo.