TDtesde Adenex recibimos con preocupación las informaciones que apuntan a un nuevo aumento del suelo urbanizable en el PGM de Cáceres a través de alegaciones amparadas por algunos grupos políticos. Ha sido muy laborioso reducir el, a todas luces, exagerado suelo urbanizable que el PGM contemplaba en sus dos primeras versiones con una intención claramente especulativa a los niveles más razonables de esta tercera versión. Si después de este complicado proceso se pretendiese ahora aumentar nuevamente ese suelo urbanizable por vía de las alegaciones, sin que el PGM se volviese a someter a información pública, sólo podría decirse que estaríamos ante un auténtico fraude de ley que esta asociación tendría que denunciar ante las instancias oportunas.

Pero la preocupación de Adenex se hace más grave al considerar cuáles son los suelos que se pretenden volver a reclasificar como urbanizables: los del cerro de la mina de La Esmeralda, situado frente al ferial y que alberga varios restos de arqueología minera en un terreno de una gran fragilidad geológica. Por esa fragilidad geológica y su incidencia sobre el Calerizo hace diez años el propio ayuntamiento desestimó un proyecto de viviendas que se planificó sobre él. Por sus valores paisajísticos y culturales, como pervivencia de una actividad que fue de gran importancia para Cáceres, además de por su fragilidad geológica, Adenex ha solicitado de manera reiterada su protección y conservación a salvo de actuaciones urbanizadoras.

En esta tercera revisión del PGM se ha dejado de considerar finalmente como suelo urbanizable. Volver a incluirlo nuevamente como urbanizable, como se especula en los medios de comunicación, supondría otro disparate urbanístico para Cáceres, que esta asociación rechaza frontalmente.

JUEGO DE INTERESES Preocupante también es la actitud de los responsables regionales que han de dar la aprobación definitiva al PGM que, de un día a otro, modifican y hacen públicas sus indicaciones sobre los criterios y límites que debe contemplar dicho Plan en función de la mayoría más cómoda para que su grupo político gobierne en Cáceres. Con estas actitudes sólo podemos llegar a la conclusión de que el urbanismo en nuestra ciudad y en nuestra región se utiliza como un descarado juego de intereses políticos y económicos, en lugar de como un sistema de ordenación urbana en beneficio y progreso de los ciudadanos. Ya lo sospechábamos, pero es lamentable confirmarlo de esta manera.

Esos intereses económicos y políticos no pueden ser los que condicionen el PGM como si fuese un acordeón que se amplía, se contrae y, sin permitir la participación pública, se vuelve a extender para mantener o cambiar mayorías de gobierno y conseguir unos u otros beneficios especulativos. Y si así fuese, la sociedad civil cacereña debería reaccionar.