El nuevo plan general municipal de urbanismo amplía el ámbito de preservación de edificios. Ya no sólo quedarán protegidos inmuebles del casco viejo, sino también unos cincuenta bloques de pisos del ensanche cacereño y una veintena de edificios públicos. Para entender la significación de este catálogo de bienes protegidos basta citar que con esta norma serían inviables edificios como el del antiguo hotel Extremadura, el levantado en la esquina de Cánovas y San Pedro de Alcántara o algunos de los realizados recientemente en Virgen de la Montaña.

Este documento limita que en las calles más céntricas se levanten nuevas edificaciones en sustitución de las actuales. Las avenidas de Primo de Rivera, Virgen de la Montaña o de España prácticamente van a quedar invariables, y lo mismo ocurre con edificaciones de Antonio Hurtado, de avenida de Alemania, de la plaza de América, de General Yagüe, de ronda del Carmen o de la avenida de Virgen de Guadalupe.

Esta protección permitirá la conservación de edificios del primer y segundo tercio del siglo XX, de ejemplos de arquitectura modernista y racionalista.

Esta preservación se extiende a los edificios públicos más significativos que están fuera del casco viejo. No sólo son el edificio de Magisterio o el Banco de España, sino también el edificio de los sindicatos, el de la Seguridad Social, la subdelegación del Gobierno, la cárcel vieja, el Infanta Isabel, la residencia sanitaria, Maestría, Valhondo o Hacienda. Son 26 edificios públicos a los que se suman el chalet de los Málaga y la plaza de toros, que son bienes de interés cultural.

El total de edificios que se protegen son 140, y la lista se completa con 15 inmuebles religiosos (las iglesias del ensanche -Fátima, San Pedro y San José--, ermitas --Espíritu Santo, San Marquino, Santo Vito-...); 14 monumentos y fuentes; casas (la mayoría en la zona de plaza de Italia); 9 edificios industriales (la almazara de la Ribera e inmuebles del poblado minero); y 14 de la estación de Arroyo.

El catálogo tiene otro apartado destacado, que es la preservación de 8 zonas a las que da protección ambiental. Son la estación de Arroyo, Rincón, Valdesalor, Las 300, el barrio de Capitán Luna, las casas de Espíritu Santo, las viviendas unifamiliares de San Blas, y el poblado minero.

Hay tres grados de protección. En el integral hay 38 bienes (los edificios religiosos y los monumentos), en los que sólo se permiten obras de consolidación y restauración. La mayoría de los edificios están en el segundo nivel, el estructural (aquí entran casi todos los bloques del ensanche cacereño que se protegen); en este caso no se autoriza el derribo del edificio, ni tampoco su vaciado, hay que mantener la fachada y son obras preferentes las de rehabilitación y conservación.

En el ambiental (que afecta a las ocho zonas citadas, además de a edificios puntuales) se permite el derribo interior, pero se tiene que conservar la fachada y el empleo de elementos originales.

El catálogo presenta una serie de contradicciones, que seguramente se resolverán en el plazo de alegaciones (que empezará a correr cuando se publique en el Doe), como es la protección del edificio de Virgen de la Montaña donde se tiene que intervenir para que sea viable el centro cultural del Coliseum, que tiene informe a favor de la licencia al plan de ejecución. Y se debe resolver cómo se compatibiliza la protección de casas del poblado con la urbanización prevista aquí.