A cualquier persona con sus facultades físicas en perfecto estado le costaría dar vida a paisajes marinos, campos coloristas y clásicos bodegones sobre el lienzo, o tallar relojes en madera con filigrana, o crear pulseras, broches y peinetas tradicionales que nada tienen que envidiar a muchos aderezos artesanos. Pero además, ellos lo han conseguido a pesar de sus serios impedimentos, unos superando la escasa movilidad de sus miembros, otros con una sola mano, algunos con sus pies y con su boca. Los discapacitados del Centro de Atención al Minusválido Físico de Alcuéscar (CAMF) volvieron a demostrar ayer que el arte también rompe las grandes barreras.

Lo hicieron a través de una nueva exposición en el paseo de Cánovas, donde exhibieron algunos de los trabajos realizados durante el año en los múltiples talleres que funcionan en el centro. Los transeúntes se paraban para curiosear aquí y allá: bonitas cajas de madera, originales álbumes de fotografías, revisteros de diseño... Pocos podían imaginar, por ejemplo, que algunos cuadros habían sido pintados con la boca por dos residentes del centro, Pilar Porras y Luis Fernando Sánchez, este último ganador del certamen nacional Alquercus, y ambos becados por la asociación mundial de la disciplina.

"Los trabajos no están a la venta, solo pretendemos dar a conocer lo que ellos pueden llegar a hacer. Si alguien quiere adquirirlos, debe dirigirse a la asociación Stephen Hopkins, formada por los propios residentes del CAMF", explicó una de las monitoras mientras daba los últimos retoques a los expositores en mitad de paseo.

"Allí no paramos, siempre tenemos cosas que hacer y que aprender", explicó José Pavón, de 40 años, cuya silla de ruedas no le supone ningún impedimento para acudir a numerosos cursos y citas deportivas. El y algunos compañeros se trasladaron ayer hasta el paseo para completar la muestra con un trabajo audiovisual : un programa en directo del nuevo curso de radio que organiza el CAMF, y que los tiene realmente enganchados a las ondas.

El centro lleva 24 años abierto y en estos momento acoge a 120 residentes. El número de trabajadores, un total de 160, da idea de la completa tarea que se realiza a diario. "Hablamos de discapacitados físicos con pocas posibilidades de recuperación, que precisamente intentamos mantener a través de estas actividades", explica el director, Isidro Moreno. Los internos, de 16 a 62 años, pueden acudir a talleres de pintura, encuadernación, manualidades, marquetería, cestería, teatro, lectura, tiro olímpico, natación y radio, entre otros.

Una vez al año, y coincidiendo con las fechas próximas al Día de Extremadura, el CAMF organiza su semana cultural. Además de esta exposición, ya tradicional en Cánovas para demostrar que se trata "de un centro vivo, con capacidad y ganas", según su director, el programa ha incluido un recital poético en el ateneo, el VII Encuentro de Artistas y Poetas, visitas a enclaves históricos, proyecciones y deportes.