Desde el pasado fin de semana, una pintada de unos diez metros de longitud cubre el zócalo del edificio de la Consejería de Sanidad y Políticas Sociales de la Junta de Extremadura, situado en el número 1 de la avenida de Hernán Cortés. Todo indica que fue realizada aprovechando la soledad de la noche, ya que este acerado permanece bastante oculto desde que se iniciaron las obras del parking de Primo de Rivera y se instalaron las vallas del cerramiento. El graffiti destaca en colores verdes, rojos y azules sobre la parte baja del muro, desde el pavimento hasta las ventanas, y afecta a buena parte de las baldosas negras que cubren el paramento.

La zona tiene menos luz desde el comienzo de los trabajos del subterráneo, otra circunstancia que ha debido aprovechar el autor para rematar su faena en pleno centro de la ciudad. En realidad se limita a reproducir en grandes dimensiones las iniciales 'kbr' , las mismas que aparecen también en otros puntos de la ciudad. El comisario provincial, Luis Ochagavía, explicó ayer a este diario que cuentan con la ayuda de un perito especialista en Mérida y del propio laboratorio de Madrid, donde analizan los grafitis que van apareciendo (caligrafías, trazos...), lo que les permite relacionar unas pintadas con otras y determinar la autoría. De hecho, tienen ya un archivo con todo el material.

Tras la reforma del Código Penal, los graffitis artísticos han sido completamente despenalizados y las pintadas vandálicas (el juez debe decidir si es una cosa u otra) también han salido del ámbito penal para quedarse en el ámbito civil. Por tanto, el autor puede ser acusado de un delito leve o menos grave y responder por los perjuicios causados. En todo caso, una pintada como ésta puede ser castigada de acuerdo a la nueva Ley de Seguridad Ciudadana con una sanción de consecuencias económicas.

Generalmente, los autores de tales actos vandálicos "son personas que se motivan y salen a hacer pintadas en grupo, por ello, cuando se les identifica, los graffitis se reducen hasta que vuelve a surgir otro grupo, y así sucesivamente", detalla Luis Ochagavía. De hecho, la proliferación de esta práctica ha llegado a ser "preocupante" años atrás en Cáceres, según explica el propio comisario, quien afirma que en los últimos tiempos se ha "corregido" la tendencia.

El Consorcio Cáceres Ciudad Histórica comandó el pasado año la principal operación para limpiar las zonas más frecuentadas y turísticas del centro, donde se acumulaban las pintadas de varios años. Con 12.000 euros aportados por la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Junta, se seleccionaron las 23 calles especialmente afectadas según el criterio del Consorcio y Conyser (áreas comerciales, entorno de la Ciudad Monumental...) para dejarlas limpias. Se eliminaron más de un centenar de garabatos y despropósitos, y los resultados se dejaron notar.

En realidad, el Consorcio creó un triple frente contras los graffitis: más limpieza, más vigilancia y una campaña escolar de concienciación. "Ya es un objetivo general que asumiremos cada año, con una partida destinada a frenar este problema mientras persista", explicó ayer su director, Javier Sellers. "Somos conscientes de que pueden volver a ensuciar las zonas que limpiamos, pero siempre será menos y más fácil de tener a punto", subrayó.