El repaso de la producción cinematográfica de 2008 a través de una acertada selección de filmes --la cual hunde sus raíces en los proféticos aciertos de la revista Versión Original sobre los Premios Goya, como es el caso de Camino y El truco del manco --; la proyección de cortometrajes españoles en sesiones independientes dedicadas a las distintas comunidades autónomas participantes; el homenaje al director y guionista Jaime de Armiñán , entre otras muchas actividades, han definido la actual edición del Festival Solidario de Cine Español de Cáceres, cuyo cartel, por cierto, ofrece un logrado guarismo alusivo a la candidatura a Ciudad Europea de la Cultura. Entre tales iniciativas cabe destacar por su novedad la exposición gráfica sobre cine español que se ha instalado cual museo al aire libre bajo el connotado nombre de Calle Mayor , título que podría tener su particular remake en el gamberrismo provinciano del que han sido víctima los paneles expositores y que acaso hubiera hecho las delicias de Juan Antonio Bardem .

La exposición consta de diecinueve propuestas (veinte si se cuenta el cartel de la propia muestra, diseño del mismo taller que el cartel del Festival, Creaerte ) en los más variados soportes: la fotografía en el caso de Luis Casero --con una curiosa contribución a la Historia del Cine en Cáceres--, Emilia Gómez, José María Larrondo y Laura Covarsí ; el cómic en el caso de Pedro Camello, Fermín Solís y, en cierta manera, también Luis Costillo ; el collage en Virginia Rivas y Sebastián ; la poesía visual en Juan Manuel Barrado --con su extremeñísima transformación del desayuno de Audrey --; el caligrama en Javier Remedios ; y, en fin, la técnica de cartel reconvertido en denuncia política en Tete Alejandre .

Algunas de las aportaciones constituyen elocuentes ejemplos de la fecunda relación Cine/Pintura: así, las pantallas de inspiración mondrianesca de Julián Gómez ; la propuesta expresionista de Luis Rosado ; el retrato naïf de Abigaíl Narváez ; la Sarita Montiel de resonancias surrealistas de Angel Sotomayor; Hilario Bravo construye el que podría haber sido un bello cartel de la película Tasio ; Carlos Pazos funde la arquitectura del Monumento al Holocausto de Berlín con el universo de Egon Schiele ; y José Manuel Ciria , con su estratégica aplicación del óleo, metamorfosea a Catherine de meretriz en musa. Y es que, haciéndonos eco de un conocido texto del académico José Luis Borau , en la Calle Mayor cacereña la pintura ha ido al cine.