Más de 60.000 personas en sólo dos meses y nueve días pasaron por las instalaciones de la pista de verano, una macroterraza de cuidado diseño, situada al aire libre en el recinto ferial, en la que se ponía música y se servían copas y que estaba destinada principalmente a los jóvenes. El proyecto se convirtió, sin duda, en la iniciativa empresarial privada más rentable y multitudinaria que se recuerda en tan breve espacio de tiempo en la historia de la movida cacereña.

La entrada en vigor de la Ley de Ocio y Convivencia de la Junta llevó al Instituto Municipal de Juventud a ejecutar un proyecto que diera contenido durante el verano al recinto ferial. Contactó entonces con cinco jóvenes empresarios, propietarios a su vez de cinco conocidos locales de copas de la plaza Mayor, la plaza de Albatros y la Madrila Alta, y ellos fueron los encargados de poner en marcha la iniciativa municipal.

El concejal de Juventud, Javier Castellano, dijo entonces que se trataba de una cesión "temporal, provisional y gratuita" y que se eligió a estos empresarios por los proyectos de "excelencia de calidad" que habían presentado y añadió que los hosteleros suscribieron con el consistorio "un seguro de responsabilidad civil". Los empresarios invirtieron 84.000 euros en construir esta terraza.