¿Qué hace un chico como tú en una ciudad como esta en plena noche veraniega?. Poca cosa. Sentarte en un banco en Cánovas, darte un paseo por la ronda o meterte en un pub. O a la estación de tren. Es que ya ni el bar del tanatorio está abierto a pesar de que era un buen lugar para los pesimistas y gafes. Porque a las doce cierran las terrazas, excepto las de la plaza y alguna otra.

Antes no era así. Había cine de verano. El de la plaza de toros era un cachondeo pues el personal iba a pasárselo bien sin importarle el argumento del film. Que hubieran preguntado al acomodador. Luego abrió otro en el Astoria. Era algo más serio pero tampoco un ejemplo de cine forum.

Muchos años más tarde apareció Botavara. A pocos kilómetros del centro se levantaron unas instalaciones que de lejos parecían veleros a las que acudía el personal en manada. Duró lo que suelen durar las cosas por aquí, muy poco. No mucho más tarde nos impresionaba un nombre. Caché. Bueno, Jardín Caché, que quedaba guay. Se llenaba pues ¡había orquesta!, y atracciones. También desapareció. Y digo, yo. ¿Es que no queda personal en la ciudad?. ¿Es que no tienen derecho a divertirse?. A lo mejor es que también los empresarios del sector se van a la playa.