TDtespués de varios años de estudio, de muchas aprobaciones en comisiones y plenos, de estudios en la Junta de Extremadura, de discusiones, descalificaciones e insultos, de aprobación y denegación de alegaciones, de meter y sacar El Corte Inglés, nadie sabe cómo va a quedar el plan de urbanismo de Cáceres. Pueden ser tres mil viviendas más, pueden ampliarse los sistema generales en no se sabe cuanto, puede ser que se construyan viviendas en La Esmeralda, puede...

Hace unos meses la Junta decía que eran demasiadas viviendas. Se reducen y dice que caben más. Aseguraban que no se podrían pagar los terrenos para planes generales. Ahora se amplían. Y todo esto sin que haya concluido el plazo de alegaciones en el que se supone que entraran muchas que lo cambiarán todo.

Es decir, estamos peor que al principio. Pero el drama comenzó mucho antes, en concreto cuando Saponi hace su plan sin tener en cuenta que era imprescindible el entendimiento con los socialistas, que debían aprobarlo en la Junta. Siguió con la firma de un chapucero pacto de legislatura que no contemplaba el plan. Eso obligó a inventarse uno entre IU, FC y PSOE que ahora se ve imposible de ejecutar y se vuelve a lo que debió ser el principio. Un pacto entre los dos grandes partidos, que al fin y al cabo serán los que tendrán que ejecutarlo en el futuro. Los otros han sido y serán unos convidados de piedra.