La Cruz fue durante años la entrada principal de Cáceres porque más allá de la Cruz no había nada, solo la estación de tren. En la Cruz estaba el Fielato, nombre popular que recibían las casetas de cobro de los arbitrios y tasas municipales sobre el tráfico de mercancías, aunque su nombre oficial era Estación Sanitaria, ya que aparte de su función recaudatoria servía para ejercer cierto control sanitario sobre los alimentos que entraban en las ciudades.

El Fielato estaba por el Edificio El Descubrimiento. Allí les ponían una matrícula a las bicis y revisaban las mercancías de quienes venían a vender por las casas el picón o la patatera; les pedían el certificado del veterinario y luego pagaban unas tasas. La Cruz era el sitio más concurrido de la ciudad. Allí estaba el Parador del Carmen, también el de la Esperanza (que llevaban Francisco Casero Medina y su mujer, Cruz Bravo), Patricio Fernández (que era una ferretería), el parque móvil del ministerio, el almacén de Comercial Abad, los Santos Pérez...

En la Cruz había chalets alucinantes, como los de Mirat o Manolo Méndez; un bar famosísimo que se llamaba El Avión, y otro llamado El Globo, que ponía los mejores callos de Cáceres y que llevaba Anacleto Román, padre del taxista Paco Román Santos, El Colorao. En La Cruz también estaba una casa de maquinaria agrícola y donde el bar América había un surtidor de gasolina, rojo y blanco, con una manguera que salía de arriba y giraba. Muy cerca de la Cruz estaba la calle de la Pulmonía, que así se llamaba en Cáceres a Gómez Becerra porque entonces no había allí casas altas y entraban unos vientos de narices.

En los 70, una cooperativa de maestros compró a Mirat terrenos aledaños a la Cruz para construir pisos destinados a maestros y sus familiares, un proyecto que dirigieron el arquitecto Pepe Ulecia y el aparejador Damián Arroyo. La urbanización incluía una plaza que desde entonces se conoce como la de los Maestros.

La cooperativa la presidía don Amador Pulido Escalona, maestro de Las Anejas que fue concejal con Díaz de Bustamante. Don Amador estaba casado con Inés Núñez y tuvieron 5 hijos, dos varones (Quini, jugador de baloncesto, y José Antonio, propietario del hotel Albarragena) y 3 hijas: Lola, Pepa e Isabel. Don Amadeo murió en 1980 y al frente de la cooperativa quedó entonces don Víctor Perales.

Unos años antes de empezar a construir los pisos, en 1977, Felipe Vela habló con los propietarios del solar y montó una caseta en la Feria de Mayo a la que puso por nombre El Globo. La caseta era de plástico, se inflaba con un compresor; la trajeron de Tomelloso (Ciudad Real). Habitualmente las casetas de feria las montaba Pepe Aranega, dueño de las discotecas 2003 y Ara, del hotel Ara y de Acuario. Eran casetas descubiertas pero como en la feria siempre llovía, se acababa perdiendo dinero.

Así que en el 77 Vela puso El Globo. Llevó a Lola Flores, María Jiménez, Pablo Abraira, el de Gavilán o paloma , Paco Martín, bueno y a Susana Estrada, que hizo con Fernando Esteso la peli Pepito Piscinas y que esa noche enseñó las tetas al ritmo de su memorable canción Quítate el sostén .

Joya comercial

Ahora en la plaza de los Maestros está Mabella (maestros de la pastelería), Atrio (restaurante de Jose y Toño, maestros de la cocina) y la peluquería Pasarela, fundada por José Señas Rosco. Cuando José, tristemente fallecido en marzo, se fue a vivir a Madrid con sus padres, decidió estudiar peluquería. Luego estuvo en París, donde aprendió el secador de mano, hasta que en los años 70 conoció a María Serrano, que también era peluquera y trabajaba en la peluquería del Castellana Hilton.

En 1984 dejaron Madrid y compraron un local en el número 13 de Virgen de la Montaña. José hacía los cortes, María, los colores. Pasarela era una peluquería muy coqueta, decorada por José, que era un manitas y que ideó hasta el logotipo del salón, que tenía un sofá de color gris, siete sillones, la caja de madera, dos lavabos, un biombo y dos secadores de Henry Colomer.

Allí había tres chicas: Angelines, Toñi y Montaña. Luego llegaron Isabel, Ana, Javier Mariscal, Gema, Mercedes, Silvia, Gloria... Muy pronto Pasarela se convertiría en la peluquería de moda, con clientela selecta: moldeadores, transparencias con plata... Pasarela era lo más, así que también abrió salón en la plaza de los Maestros donde la memoria y el buen hacer de José Señas, padre de Pedro y de Samuel, sigue marcando escuela.

Rosendo Nevado, maestro de la relojería, también se asentó en la plaza de los Maestros, donde abrió Nevacam, la joyería que el jueves organizó el sarao de la semana en el Hotel Barceló V Centenario. Se presentó la colección de Cuervo y Sobrinos, una marca de relojes suizos fundada en La Habana en 1882. La cena coctail, colaboraba Habana Club, la organizó con gran acierto José Félix Nevado, de Nevacam, que ejerció de perfecto maestro de ceremonias en una fiesta con photocall incluido por el que pasó el Todo Cáceres .

El acto también sirvió para recordar los 25 años que Nevacam lleva asentada en la plaza de los Maestros. Se sumó toda la familia Nevado, estaba Elena, muy elegante con vestido de Nafira, y la guapísima Magdalena, además de una buena representación del PP: Laureano León, Fernando Manzano, ellos con Carmen y Nieves, Domingo Nevado, LuisFer, Jorge Carrasco, Martita, Jorge Velázquez... Castellano no fue, sería porque había quedado en el Teeboo.

También acudieron los gerifaltes del Cacereño: Doblas y su padre, Antonio Martínez Buzo, que es como Flavio Briatore, ah, y Esteban, su consuegro, un médico sevillano. Se dejaron ver Angel Luis Aparicio (el abogado de moda), Angel Santos Durán, gerente del Sototerra, los Sánchez Cortés, Valentín Pinilla, Civantos, Vidal Julio... Aunque quien, sin duda, destacó sobremanera fue José María Asenjo cuando subió al escenario y ofreció un concierto de saxo. Tocó la orquesta Swing Cubano. Tito, que lleva 15 años en la ciudad y es de La Habana, preparó los mojitos.

Asenjo toca Begin the beguine y Cáceres, antes de irse a dormir, echa la vista atrás y se acuerda de Susana Estrada y aquel último corchete de su Playtex que con tanta maestría desabrochó en El Globo de la plaza de los Maestros mientras cantaba "Quítate el sostén, ponte tus tejanos, la hora de las chicas ha sonado ya, tenemos que lograr dominar a la ciudad, deja que tus pechos se muevan al andar...".