Ya se sabe que la cábala concedía mucha influencia a los números en la vida de los hombres. A veces parece que estamos marcados por un número que nos acompaña en los momentos de fortuna y a otro que nos anuncia momentos de desgracia. Bueno, pues a Población parece que le tiene marcado el número dos .

Dos , mil, fueron las entradas de baloncesto que regaló hace unas semanas y que le han dado más publicidad de la que le hubiera proporcionado la más agresiva campaña electoral ideada por el mejor de los publicistas. Dos , millones de pesetas, le costaron las entradas. Un chollo comparado con su rentabilidad, pues lleva no sé cuantos días en las páginas de los periódicos y en las bocas de los aficionados. Dos son los concejales que los más osados sociólogos conceden a su lista electoral, si bien el experimentado director de campaña asegura que llegarán a seis e incluso se apuesta cenas. No sé si serán cosas del ínclito Felipe o tiene algún fundamento creíble.

Dos son los jamones, no sé si de pata negra, blanca o tiznada, que regala en cada una de las sedes vecinales como parte de su propaganda electoral. Dos , mil, serán los pollos que regalará en Aldea Moret el sábado anterior al día de las elecciones, que quizás sean asados y con patatas fritas y un refresco de acompañamiento. Cuando durante el partido de baloncesto del martes le recordó a Agustín García que había sido una prepotencia la retirada de la pancarta del partido anterior, Agustín le ofreció dos hostias, y aquí surgió el fallo garrafal pues tras tomarse más tarde dos cubatas se convirtieron en cuatro hostias. Qué mala suerte, mira que fallarle el complementario. Pero como no hay una sin dos , esto es sólo el principio de lo que puede suceder durante la campaña.