Un dispositivo especial ordenado por la Subdelegación del Gobierno vigila la ciudad para evitar que vuelvan a repetirse los incendios que han castigado distintas zonas durante este verano. El operativo se ha puesto en marcha esta semana tras el siniestro que asoló la umbría de La Montaña el pasado martes y que se llevó por delante 30 hectáreas y provocó cuatro intoxicados, entre ellos, un agente de la policía local que colaboraba en las tareas de extinción.

El despliegue de las fuerzas de seguridad se ha concretado a instancias del subdelegado del Gobierno, Fernando Solís, y en coordinación con las policías local y nacional, y la Guardia Civil. La estrategia para prevenir los siniestros está basada en el reparto de la capital cacereña en distintas zonas que son peinadas por los agentes de los tres cuerpos.

La preocupación de las autoridades ante la posibilidad de que la ola de incendios sea intencionada ha obligado a tomar medidas de mayor envergadura. A pesar de ello, fuentes policiales consultadas ayer por este diario afirmaron que la repetición de los siniestros no deja duda de su intencionalidad y afirmaron que es anormal que este tipo de sucesos se origine en distintas zonas y de manera tan consecutiva.

LABOR COMPLICADA Asimismo, las dificultades para avanzar en la investigación fueron puestas ayer de manifiesto por el jefe de la policía local, César García. Preguntado por la posibilidad de que los incendios hubiesen sido responsabilidad de algún pirómano, este mando policial aseguró que no hay todavía indicios de ello y marcó su modus operandi : "Son personas que procuran no dejar pistas para no ser descubiertos. Además, actúan en zonas muy amplias donde es difícil detectarlos como en el caso de La Montaña".

Una de las primeras conclusiones que se desprenden de los numerosos incendios que han afectado a la ciudad en el último mes es la coincidencia en el momento en el que se originan. La mayor parte de ellos han sucedido a primera hora de la tarde y en zonas con gran cantidad de pastos que no habían sido desbrozadas. Estas circunstancias y la alta cifra de siniestros han acrecentado las sospechas de que sean intencionados.

A pesar de ello, fuentes policiales sostienen que la cifra de detenciones practicadas en los últimos años en la ciudad por provocar incendios es muy baja y aumenta en el ámbito rural.

Las fuerzas de seguridad tampoco manejan un fichero específico de pirómanos para poder agilizar las investigaciones que, en caso de repetirse en una localidad, se encaminan a sospechosos con antecedentes.