Sofía Domínguez Galán tenía seis años cuando se convirtió en una heroína sin saberlo. Su padre sufrió un infarto a los 44 años y lejos de dejarse vencer por el miedo, la pequeña salió a buscar ayuda. Nada se pudo hacer para salvar la vida de su progenitor, pero su acto valiente pese a su corta edad generó admiración en la ciudad.

La joven ya recibió un homenaje por su comportamiento hace unos meses en la jefatura de la Policía Local de Cáceres. Recibió un diploma y una cálida felicitación de la alcaldesa, Elena Nevado, por su actuación. Pero aún quedaba una cuenta pendiente. Los responsables municipales se habían comprometido a visitar el centro en el que estudia la pequeña Sofia, el colegio Dulce Chacón, y reiterar su aplauso, esta vez delante de sus compañeros. Eso mismo ocurrió ayer. El acto estuvo presidido por Rafael Mateos, portavoz del gobierno local, y María Guardiola, edil del ayuntamiento. También contó con una de las presencias más emotivas, la de Francisco Rosado, el policía que en su día atendió su llamada de auxilio. Un abrazo entre la pequeña y el efectivo precedió el momento central.

Los agentes quisieron premiar de nuevo la actitud de Sofía con el mayor galardón para un policía local: su placa. Así, hicieron entrega de una réplica de la que portan cada uno de los agentes que patrulla la ciudad. Sofía lucía ayer su nuevo ‘cargo’ ante unos compañeros de clase atónitos.

Visita del ‘agente’ Nero

Si la «pequeña heroína» no ocultaba su emoción ante tal galardón, Francisco tampoco negaba su admiración y orgullo hacia la pequeña. Aseveró ante los medios que la de ese día fue una de las intervenciones «más duras» en sus dieciséis años en la policía y refrendó que «no hace falta llevar un uniforme ni ser un superhéroe para demostrar lo fuerte que puede llegar a ser una persona». «Ver a una niña de seis añitos con ese aplomo, esa serenidad, es increíble», sostuvo y asumió que entre la pequeña y él, padre de dos hijos, «se ha creado un vínculo especial» que espera que dure muchos años. Hasta el centro del Vivero se desplazó ayer también Julio, un agente de la unidad canina de la policía local que captó ayer la atención de los más pequeños gracias a su perro Nero, un pastor alemán entrenado para operaciones policiales. Ambos ofrecieron una demostración de su trabajo en el patio del colegio como regalo para Sofía y sus compañeros de clase.