No hay prisas porque entre en servicio el trasvase de agua desde el embalse de Portaje hasta el Guadiloba por la incidencia que tendrá en la tarifa que pagan los usuarios y porque el próximo año seguramente ya se tiene que incrementar con la revisión de precios que solicitará Canal de Isabel II, dado que en 2019 por el contrato que tiene con el ayuntamiento ya puede pedirla. Si esta vez sí se cumpliesen los plazos para acabar el trasvase, el usuario se podría encontrar con una doble subida.

Trasvasar agua desde Portaje con una conducción de más de sesenta kilómetros se planteó hace trece años como una solución que permite aprovechar las infraestructuras hidráulicas porque este embalse está infrautilizado, preserva el cauce del río Almonte y da una solución definitiva al abastecimiento de agua a la ciudad dado que el trasvase se puede realimentar con agua del Gabriel y Galán, embalse con una capacidad suficiente para que siempre se cuente con suministro, ya no habría que mirar el nivel de la cota del embalse de Alcántara, del que se está abasteciendo la ciudad desde hace 26 años, para saber si se puede trasvasar agua al Guadiloba desde la toma que está en el cauce del Almonte.

El trasvase de Portaje se encontró desde el principio con un inconveniente que no se ha podido salvar: que la conducción cruce los ríos Almonte y Tajo. La solución pensada por la Confederación Hidrográfica del Tajo fue que la tubería se podía acoplar en los puentes de la N-630, posibilidad que en dos ocasiones denegó el Ministerio de Fomento porque son puentes antiguos y no quedaba garantizada la seguridad.

La confederación tuvo que cambiar su planteamiento inicial y llevar la conducción paralela a la A-66. Pero al final sigue el mismo problema: la tubería tiene que cruzar los dos ríos y hacerlo sin que el presupuesto se dispare. La alternativa pensada por la confederación es utilizar los viaductos de la A-66. Fomento no se ha negado, pero le está pidiendo una solución que dé garantías de seguridad porque cuando se diseñaron los puentes de la autovía no se contempló que hubiese que acoplar una tubería.

Cuando el trasvase de Portaje se termine, la última fecha que aparece en los presupuestos del Estado es 2019, y se empiece a utilizar, los beneficiarios tendrán que pagar un canon y una tarifa que compense los costes de la inversión y los gastos de explotación y conservación de las obras, entre los que se incluye el coste por el consumo energético de los dos bombeos que habría que realizar para traer el agua desde Portaje.

La incidencia que tendría en lo que paga cada usuario dependerá de su consumo. En cálculos hechos por la confederación en 2006, tras optarse por la solución de Portaje, y en 2010, cuando se modificó el proyecto, se estimó una incidencia para el primer año de utilización de 30 céntimos por cada mil litros de agua travasados, cantidad que habría que sumar a los 55 que ahora cuestan los mil litros en los consumos domiciliarios.