Potenciar los Módulos de respeto , como modelo de reinserción, es uno de los principales retos que se ha fijado el nuevo director del Centro Penitenciario de Cáceres. Se trata de módulos, explicó José Pedro Rejas, que tienen en la convivencia su eje fundamental, "donde los internos colaboran en las labores de mantenimiento del propio módulo, como la limpieza; en actividades de tipo formativo o cultural; y participan de su propia rehabilitación".

Además, añadió la subdirectora de Tratamiento del centro, Marta Pérez, los internos tienen en ellos su propia organización, con un comité de resolución de conflictos que se encarga de solucionar los problemas que puedan ir surgiendo en la convivencia diaria. De lo que se trata, matizó Rejas, es de que la vida en el centro "se parezca lo más posible a la de la sociedad en general, con normas de convivencia, trabajo, responsabilidades, hábitos de higiene, y respeto a los demás".

La acogida en ellos es voluntaria, pero los que lo hacen han de firmar un contrato con el centro en el que suscriben una serie de compromisos, como no consumir ningún tipo de sustancias estupefacientes, con autorización para que se les puedan realizar análisis de sangre en cualquier momento y sin previo aviso; y respetar y favorecer la convivencia.

Como tal funciona ya en la cárcel cacereña, "con gran éxito" y la participación en él de 120 de los más de 500 internos, uno de sus cuatro módulos, y el objetivo del nuevo director es potenciar este tipo de módulos, "al menos que otro modulo más se acoja a esta disciplina".

Tanto para este proyecto, como para todos aquellos ya en marcha o que están previstos para un futuro próximo, Juan Pedro Rejas reconoció muy necesaria la colaboración de todos los trabajadores del centro, tanto funcionarios como personal laboral, a los que aprovechó para hacer un llamamiento a su colaboración con todos aquellos que el nuevo equipo de dirección ponga en marcha "para hacer que este centro sea un medio y no un fin".