El número 10 de la calle Roso de Luna, en pleno centro de la ciudad, ha tenido que ser precintado y desalojado el local comercial que ocupaba el taller de costura Fide tras la aparición de termitas y el riesgo que supone para la seguridad, confirmaron ayer desde el ayuntamiento. El equipo de gobierno reiteró que según los informes de los técnicos municipales, «la situación del forjado supone un problema de seguridad y presenta deformación del mismo». Además, subrayaron que «la estructura de madera está afectada por la presencia de termitas, lo que ha dado lugar a una pérdida de la sección resistente en vigas y rollizos de madera».

Las mismas fuentes señalaron que «se ha procedido, como medida cautelar, al desalojo y precinto del edificio, incluida la actividad que se desarrolla en la planta baja, por motivos de seguridad de conformidad con los informes técnicos». Y concluyeron que «los vecinos deberán presentar un informe de evaluación del edificio para la reparación del mismo».

La más afectada por esta medida ha sido precisamente la empresaria que ocupaba en régimen de alquiler la planta baja del inmueble. Se trata de Fide Fragoso, que regenta la tienda de arreglos y confecciones en la que trabajan también su hija y otra empleada y que llevaba en esta calle desde hacía 12 años. «Siempre habíamos sufrido humedades, averías de agua; cuando llovía, esto se inundaba. La dueña del local había avisado a la propiedad del piso de arriba, que está deshabitado, para que fueran a verlo dada la situación que se estaba generando. Lo último que nos pasó fue este invierno, que se cayó la bóveda, no era la primera vez que esto sucedía, ocurrió lo mismo hace año y pico», explica Fide.

Y añade: «Vino entonces uno de los herederos del piso de arriba, pagaron los desperfectos, arreglaron la bóveda y el patio. Les comenté el tema de las termitas, que lo vigilaran, que si las vigas eran de madera se corría el riesgo de que la vivienda se derrumbara». Fide señala que «llamaron a un arquitecto y les dijo que las vigas estaban comidas por las termitas. Pensé que lo arreglarían y que en agosto cerraría 15 días hasta que realizaran una obra, pero al final los herederos le plantearon a la dueña de mi local que se pagara a medias la actuación, ella estima que no le corresponde porque no ha sido su local la que ha ocasionado los daños».

Lo cierto es que, finalmente, los propietarios acudieron al consistorio, que concluyó que el edificio «corría riesgo de derrumbe y el caso es que me han echado a la calle en dos días», con encargos y trabajos por entregar en unas fechas especialmente atareadas para su negocio. «Vinieron del ayuntamiento y me dijeron: ‘te tienes que ir, tienes que salir del local’. El lunes, a las 10 de la mañana ya estaba precintado el edificio» y en la tienda cuelga un cartel que reza: ‘Por motivos de seguridad nos vemos obligados a cerrar este establecimiento. Les atendemos a partir del 17 de julio en la calle Donoso Cortés, 19’. A toda prisa Fide se ha trasladado a un nuevo local hasta que el definitivo, que ha escogido en la plaza Marrón, esté listo. Se trata del establecimiento donde hubo una tienda de discos y luego la peluquería Coco Loco (ya en Diego María Crehuet).

Las termitas han provocado, sin duda, un quebradero de cabeza a Fide. No es para menos tratándose de insectos que se introducen en las estructuras, sin ser detectados, a través de vías ocultas en muros y suelos. Las zonas húmedas y oscuras son especialmente atractivas para estos bichos. El año pasado, sin ir más lejos, una plaga amenazó con ocupar en su totalidad un juzgado de Torremolinos. Ahora, en Cáceres, ha obligado a precintar un edificio y a hacerle a Fide Fragoso una mala faena.