Las butacas del Gran Teatro acogieron ayer a las cientos de personas que querían escuchar a Juan Carlos Fernández Rincón ofrecer el pregón del Novenario de la Virgen de la Montaña. Curiosos, habituales y amigos personales del pregonero, como el expresidente de la Junta de Extremadura, José Antonio Monago o los alcaldes de Trujillo, Alberto Casero, o el de Plasencia, Fernando Pizarro, se acercaron a Cáceres para la ocasión. Y por supuesto, la alcaldesa cacereña y miembros de la corporación municipal, así como la familia al completo del ‘protagonista’, incluida su nieta de seis meses, Gala, «en su primer acto oficial», según su abuelo.

Fernández Rincón comenzó con un recuerdo a sus padres y tras agradecer la presentación que le hizo su amigo, el coronel Enrique Martín Bernardi, subdelegado de Defensa en Cáceres, reconoció la emoción del momento que estaba viviendo, «mentiría si ocultara la alegría, la satisfacción y el gozo interior que esta solemnísima ocasión me depara», explicó.

Juan Carlos Fernández Rincón puso palabras a su estrecha relación con Cáceres, a pesar de haber nacido en Burgos, y su amor por la patrona de la ciudad, que constituye para él su primer recuerdo de la infancia, cuando vio junto a sus hermanos y padres, por primera vez, la ‘bajada’ de la Virgen de la Montaña, «considero ahora recordando ese momento que he sido un privilegiado porque todos los años pasaba la procesión por debajo de nuestro balcón», rememoraba.

El pregonero continuó hablando del papel de la Virgen como madre y explicó el porqué de la Bajada desde la Montaña, «para estar más cerca de los cacereños» exclamó. Juan Carlos Fernández Rincón detalló que, al principio, no lo hacía y había romerías por los alrededores, y fue a partir de 1940 cuando se acordó que bajara todos los años. El pregonero también se refirió a los mantos la Virgen, 137 en total, y adelantó que el próximo será el que los voluntarios fijos del Banco de Alimentos le van a regalar, institución que, por cierto, él preside.

Como sorpresa, Fernández Rincón se atrevió a cantar, junto al cantautor Matías Simón, una de las coplillas que los labradores dedicaban a la Virgen de la Montaña, para que les ayudara con las cosechas y fertilizara la tierra.

El pregonero terminó su discurso con un «¡viva la Virgen de la Montaña» y cumplió así uno de sus sueños de la infancia, «por su cariño a la Virgen y a Cáceres», como confesó antes de iniciarse el acto.

Juan Carlos Fernández Rincón, actual vicemayordomo de la Cofradía de la Virgen de la Montaña, puede ver cumplido otro de sus sueños, llegar a ser mayordomo, ya que es el principal, y hasta el momento único, candidato en las elecciones que se celebrarán a finales de mayo o principios de junio en la institución.