Jerónimo S. B., natural de Escurial y de unos 30 años, protagonizó ayer una corta pero preocupante fuga de la cárcel. Logró salir del centro penitenciario escondido en un camión que transporta diariamente las piezas de automoción que montan doce internos de la prisión, entre ellos el preso huido, para la planta de Catelsa del polígono de Capellanías.

Fue allí precisamente donde fue detectado el interno, según confirmaron ayer a este diario tanto el director del centro penitenciario, Juan Carlos Carrillo, como el responsable de la fábrica, Marcelo Muriel. "Al abrir las puertas para descargar, el preso salió corriendo y enseguida se llamó a la cárcel. No se produjo ninguna situación de peligro", explicó Muriel.

El director de la cárcel apuntó que inmediatamente se activó el protocolo de actuación y la Guardia Civil, con la colaboración de la Policía Nacional, logró interceptar al preso media hora después en las inmediaciones del polígono industrial. "Lo importante --destacó Carrillo-- es que se ha frustrado la fuga".

UN CONDENADO POR DROGAS El preso no es especialmente peligroso. Cumple condena por delitos de tráfico de droga y se encontraba ya en segundo grado, lo que le permitía disfrutar de permisos carcelarios periódicos. De hecho, había regresado de uno de ellos hacía tan solo cuatro días, según informaron otras fuentes penitenciarias.

La causa de su fuga puede estar, siempre según las mismas fuentes, en un control de consumo de estupefacientes al que fue sometido al regreso y en el que había dado positivo, lo que le hubiera supuesto un endurecimiento de su situación en la prisión y la suspensión de los permisos. Su huida, que no duró más de una hora --reingresó a las 15.05--, será su última salida de prisión en bastante tiempo.

Sin embargo, su escapada ha puesto en tela de juicio los sistemas de seguridad de la prisión. El director del centro confirmó que se ha abierto una investigación interna para conocer dónde se produjeron los fallos y depurar responsabilidades si las hubiera. Otras fuentes del cuerpo de funcionarios culpan de forma directa a la saturación del centro, que supera actualmente los 600 internos.