El detenido como presunto autor de incendios en los alrededores de la capital cacereña ingresa en prisión y está imputado por 13 focos. En concreto, la Policía Nacional le atribuye cinco en las inmediaciones de la capital cacereña y la Guardia Civil le acusa de causar ocho en el término municipal cacereño, en Monroy y Talaván. En declaración en sede judicial, el detenido reconoció ser autor de varios de los focos, pero fuentes policiales no precisan el número exacto.

Este diario publicó en su edición del martes que en lo que va de verano al menos se han producido una decena de fuegos en los alrededores de la capital cacereña y una detención al respecto. El juzgado número 3 dirige las diligencias y es el que determinó este lunes el ingreso en prisión comunicada y sin fianza del detenido, una medida cautelar que solicitó la fiscalía.

Fue un Guardia Civil fuera de servicio el que dio la voz de alarma que precipitó la detención del acusado cuando iniciaba un fuego en la carretera de Torrejón el Rubio a la altura del matadero el pasado viernes. Este efectivo observó la presencia de un vehículo que emprendió la fuga a gran velocidad y dio el aviso para que se activara un dispositivo en el que fue detenido por la Policía Local a la altura del polígono ganadero.

Según detalla una nota conjunta de Guardia Civil y Policía Nacional, tras el aumento de incendios desde julio en esas zonas -hasta 25 focos-, ambos cuerpos habían iniciado previamente una operación extraordinaria tras encontrar patrones en diferentes incendios.

El presunto autor «actuaba con total impunidad», recoge el comunicado que inciden que la investigación se desarrolló en torno al testimonio de testigos que coincidían que lo habían visto en diferentes términos «en un vehículo de color gris» y con un mismo modus operandi: «se ubicaba siempre en zonas de estacionamiento o en accesos a fincas existentes en carreteras y caminos, donde por regla general aparecían abandonados envases vacíos de cerveza de distintos formatos». Del mismo modo, la mayoría de los siniestros compartían el patrón de horarios -en horas centrales del día o por la noche- y en la mayoría de locse recurrió siempre a la aplicación directa de un mechero.