El caso del Norba Caesarina disparó la alarma en la comunidad educativa a pesar de que el suceso se valoró desde todos los sectores como un problema de salud y no de violencia en las aulas. De hecho, la Dirección Provincial de Educación se comprometió entonces, a raíz de este grave incidente, a realizar un seguimiento más exhaustivo de los menores escolarizados que sufren alguna alteración mental y se encuentran en tratamiento. Desde la dirección y el claustro del centro, que evaluó el caso días después, se concluyó igualmente que se trataba de un hecho aislado atribuido a un problema de salud mental. Tras el incidente, el joven permaneció ingresado 8 días en la Unidad de Psiquiatría del hospital.