TPtarece que fue ayer y va para tres décadas, cuando la política económica de España, en su intento de paliar las disparidades económicas regionales, empezó a utilizar como instrumentos de política regional, entre otros, los Polígonos de Preferente Localización Industrial, siendo uno de ellos el por entonces, aún sin terminar, polígono de Las Capellanías de Cáceres.

Fruto de aquella política económica fue la implantación de una importante industria del caucho, que fruto de su buen hacer y excelente dirección por personal de la tierra, aún continúa con importante producción y ocupación. También lo fue la de una novedosa fábrica de cerámica, que actualmente no pasa por sus mejores momentos, así como vinieron muchas más.

Los beneficios fiscales, las subvenciones, así como la disposición de mano de obra en cantidad, hacían atractivo a las empresas, más foráneas que locales, su localización en el polígono. Después vinieron otras y otras, incluso ya sin tales beneficios , pero motivadas por la necesidad de salir del núcleo urbano y contar con suelo industrial donde ubicarse. Al igual que ocurrió en Cáceres, en otras localidades y con otros instrumentos de política regionales (el FCI, Incentivos Regionales y la Política Regional Comunitaria) se establecieron o localizaron importantes industrias, unas textiles, otras de automoción, fabricación de máquinas herramientas, etc, que vivieron sus mejores años mientras la productividad y por tanto la competitividad de sus productos fue positiva. Es decir, se producía en mejores condiciones de costes y calidad.

Ahora, nos echamos las manos a la cabeza con el efecto contrario, el de la deslocalización tanto industrial como de servicios. Me refiero a la fuga de las empresas implantadas en determinadas localidades, para ubicarse con su producción, sea esta de fabricación o servicios, en aquellos países que por su peculiar forma de trabajar están demostrando que son capaces de producir más y a menor coste que con el que nosotros producimos.

Hay quien dice que es por pagar salarios de miseria, pero creo, que aunque algo tenga que ver el nivel salarial, ello no lo es todo, más bien, una mínima parte, si acaso. No creo que los salarios de Irlanda, Gran Bretaña o Finlandia sean salarios de miseria, aunque los de Eslovaquia y Polonia puedan ser inferiores a los nuestros, por hablar de nuestros vecinos europeos. Todos estos países, con aumentos de su productividad de hasta tres veces el de España.

Lo mismo ocurre con Canadá, Israel, India, Australia, y Sudáfrica, principales receptores de tal deslocalización, sobre todo del mercado de servicios (servicios de tecnologías de la información, call centers, etc), todos ellos con un aumento de la productividad que nada tiene que ver con la española.

El Gobierno ha anunciado un importante paquete de medidas para el impulso de la productividad a través de un proyecto de ley de reformas tributarias, administrativas y de comercio con el fin de aumentar el bienestar de los ciudadanos. He leído detenidamente citadas medidas y recordaba los parches sor Virginia para los resfriados y torceduras, que si bien no vienen mal, en realidad son insuficientes en estos tiempos para el fin que se pretende. En ningún momento se habla de aumentar la tasa de empleo, pues seguimos descendiendo con respecto a Europa y mucho más a EEUU; el numero de horas trabajadas; facilitar la creación de nuevos hogares a través de la emancipación real y no solo económica de los hijos, para con ello aumentar la tasa de fertilidad --la más baja de... ¿Europa? ¿el mundo?--. Y no puede haber creación de nuevas familias sin nuevos hogares.

Los yanquis trabajan un promedio anual de 200 horas más al año que nosotros y además gozan de unas vacaciones de 15 días al año; efectivamente están mucho más adelantados que nosotros, son más fuertes, producen más, pero no tienen los niveles de bienestar que nosotros tenemos, lo que ocurre, es que a veces se nos olvida que alcanzar y mantener los mismos no es gratis, pues se consiguen a base de esfuerzo. Y nos pasarán yanquis, asiáticos y nuestros nuevos socios europeos, mientras que tomamos el sol y nos decimos, "¡Como se vive en España, no se vive en ningún sitio!", aunque se vayan las empresas. ¡La productividad, estúpidos, la productividad!