El centro de educación especial Proa lucía ayer su mejor aspecto. Recibía a profesores de seis países europeos de visita estos días en Cáceres, dentro de un programa Erasmus Plus de intercambio de experiencias y metodologías pedagógicas. Según su coordinadora en Proa, Afra Pérez, «intentamos hacer un banco de recursos», donde «cada uno de los centros aporta a los otros una forma de trabajo o algo en lo que destaque», explica.

El Proa es bueno «en el trabajo por proyectos», cuenta Pérez, que pone ejemplos «los británicos son especialistas en sistemas alternativos de comunicación o un instituto belga que sólo es de autismo».

Estos días, han venido a Cáceres profesores de Reino Unido, Bélgica, Bulgaria, Polonia, Rumanía y Turquía. La polaca Monika Pecak, la turca Tugba Kuvvatli, así como el resto de sus colegas, destacan lo enriquecedor de esta puesta en común de experiencias, donde todos aportan algún conocimiento y, a la vez, aprenden algo. La coordinadora de todos ellos es la británica Judit Chamberlain, que se muestra impresionada por la decoración del centro, «transforma la escuela», exclama. Pasillos como si de un castillo medieval se tratara, san Jorge, un dragón, mazmorras, una torre de Sande, una esquina para la tradición de las lavanderas y otra, de las castañeras, «esto no se prepara en cinco minutos, hace falta mucha implicación del profesorado», destaca.

En abril el encuentro será en Polonia y en junio, en Turquía. A veces, les acompañan alumnos, como Estíbaliz, que fue a Bélgica, «me encantaría volver otra vez donde me mandaran», dice con ilusión; o Guillermo, que fue a Reino Unido, «allí decía que me llamaran William». El director de Proa, Sixto Iglesias, destaca el trabajo diario que realizan en el centro y lanza una petición a la administración, que ofrezca alternativas a estos chicos cuando, con 21 años, deben dejar esta atención especializada y miran con pocas expectativas el futuro.