No creo equivocarme si le digo que usted ha hecho muy buenos propósitos para este año. Yo también. O sea, que ambos tenemos temas pendientes, pero que muy pendientes, pues algunos de ellos se vienen repitiendo desde hace años, aunque hemos decidido que de este no pasan. Y además, puesto que no esperamos grandes cosas de nuestros políticos, nos hemos puesto en manos de los Reyes Magos para tratar de lograr algunas de las cosas que necesitamos. Por ejemplo, un tren que sustituya a la actual tartana.

Se comprende que quieran conservar los trenes antiguos por aquello de la historia de los ferrocarriles, pero que los retiren de la circulación y los conserven en un museo. Una vez que hemos comprendido que el AVE era una quimera me conformo con que nos pongan un tren. El que sea. Pues de AVE pasaron a llamarle tren de alta velocidad, más tarde de velocidad más que regular y ahora le llaman de altas prestaciones. Me gustaría que en esas prestaciones incluyeran una cafetería y calefacción confortable. A los Reyes no les pido una rotonda porque seguramente harán varias, pues si un alcalde pasa por el consistorio sin hacer una rotonda parece como si perdiera prestigio. No podía olvidar la obra del hospital. No quiero ser exigente y solo pido que continúe todo lo lentamente que quieran pero que siga. Ni siquiera pido que concluya. También les pido que comience lo de la ronda este, aunque reconozco que una tardanza de seis o siete años no debe ser motivo de queja para lo que se lleva por aquí.

Iba a seguir con las peticiones y de repente caigo en la cuenta de que son las mismas que hice en 2015 y reiteré en 2016. Vamos, que me pasa lo mismo que con lo del fumar, aunque me parece mucho más fácil que yo deje el tabaco que conseguir estas peticiones. Lo de las baldosas traicioneras me ha dicho el concejal de la cosa, D. Carajanciano Grande Chapuceiro, que no tienen solución.