"En un solo día te puedes gastar 50.000, 100.000 y hasta 200.000 pesetas, todo lo que llevas encima, y estás horas y horas de juerga sin volver a casa. Invitas a gente, tienes amigos de barra a base de dinero para no quedarte solo. En definitiva, pierdes el control". A sus 44 años, Justo Gómez es un alcohólico rehabilitado que relata con toda crudeza la vida que le depararon las copas. Junto a él, Miguel Rodríguez, de 49 años, recuerda cómo se volvió adicto: "Es curioso, fue como los jóvenes de hoy: a los 14 años comprábamos una botella juntos, después llegaron las borracheras todos los fines de semana... Nunca piensas que te puede ocurrir a ti, pero a los 28 años me dí cuenta de que tenía el problema encima y de que en realidad nunca me había divertido".

Los dos prestaron ayer su testimonio en la mesa informativa instalada en Cánovas por la Federación de Alcohólicos Rehabilitados de Extremadura (Falrex), con motivo del Día sin Alcohol promovido por la federación nacional. "No somos partidarios de una ley seca , nuestro objetivo es invitar a la reflexión acerca del consumo y hoy proponemos a la gente algo muy fácil: que pongan a prueba su abstinencia un solo día y no beban. Si no lo consiguen, deben venir a visitarlos porque pasa algo importante. Además, hay personas que toman alcohol un día por semana, por ejemplo el sábado. Si tampoco pueden evitarlo, deben venir", explicó ayer Rodrigo Corrales, presidente de la Asociación de Alcohólicos Nominativos Extremeños, con sede en Cáceres (avenida de la Bondad, número 6).

¿Por qué nominativos? "Porque bastantes alcohólicos hay ya en el anonimato, ocultan su enfermedad, quieren dar una apariencia normal pero beben por imperiosa necesidad. Por eso también hacemos un llamamiento a las familias, tienen un papel esencial: ellas pueden trasladarnos el problema", señala el presidente. "El adicto no es solo el que está tirado en un banco, ése es el gran error", reconoce Miguel Rodríguez.

Cada vez más jóvenes

En la comunidad extremeña existen once asociaciones que tratan actualmente a unas 800 personas. "El número se mantiene estable, pero cada día llega gente más joven, quizás por los nuevos hábitos como el botellón y otras causas", indica Eugenio Muñoz, presidente de Falrex. Rodrigo Corrales ofrece datos concretos: "Por nuestra asociación han pasado 1.700 personas desde 1981. Al principio casi todos superaban los 50 años, ahora tienen entre 30 y 40, y algunos incluso 23 o 25", precisa. Aun así, considera que "los jóvenes no pueden ser los chivos expiatorios de los males sociales. El alcohol está por todos lados, hay un talante muy permisivo y ellos lo ven desde niños".

Las mujeres lo ocultan

En el caso de los jóvenes es la familia la que da la alarma y busca el camino de la rehabilitación. También cuando se trata de un hombre, porque el sujeto por sí mismo no suele tomar conciencia. Sin embargo, cuando la enferma es una mujer sucede lo contrario: " Su entorno, su marido, tiende a ocultarlo por vergüenza, en lugar de hacer algo" revela Corrales. En cualquier caso, hay una sola alcohólica por cada 25 hombres que sufren la adición.

El camino hacia la rehabilitación es largo, "unos dos años hasta alcanzar la verdadera liberación", pero la inmensa mayoría lo consigue. El proceso se realiza a través del Centro Extremeño de Drogodependencias (Cedex), que presta ayuda médica y psicológica, y de las propias asociaciones, a dónde los enfermos acuden continuamente con sus familias. En definitiva, recuerda Corrales, se trata de algo tan simple y complejo como "aprender a vivir sin probar el alcohol".