El plan director de la muralla de Cáceres propone la adquisición y el derribo total o parcial de hasta 35 edificaciones, en su mayoría son viviendas. Lo hace dentro de las actuaciones de carácter urbanístico y arquitectónico que recomienda para la puesta en valor de tramos del cerco almohade, para ampliar los que son transitables y para crear nuevos espacios para la visita de las torres. Esta actuación no es la más urgente de las propuestas en el plan, ninguna de las partidas para la adquisición de edificaciones y su posterior derribo están dentro de la prioridad inmediata del documento, pero es la intervención más llamativa porque cambiaría la imagen de espacios del recinto amurallado. La inversión global proyectada para la compra de inmuebles se estima en 3.031.287 euros, dos tercios de esta cantidad se planifican para la segunda fase del plan (entre el primer y el quinto año de vigencia del mismo, sería hasta 2021 si se parte de la fecha de finalización y presentación del trabajo y 2022 si es desde que la totalidad del documento se ha hecho público). Sea uno u otro año, las posibilidades de que se pueda hacer esta inversión son remotas, ya que la cantidad presupuestada es solo una previsión y las cifras que se pedirán por los propietarios serán mayores. La alcaldesa, Elena Nevado, ya lo comentó el pasado junio, cuando se presentó el plan director. Entonces recordó que cuando se habló con los propietarios de una de las casas adosadas al tramo Bujaco-Yerba pidieron 600.000 euros por el inmueble, cantidad que es más del doble de lo que se planifica en esta zona para la compra de cinco edificaciones. Es en este tramo y en el de la torre del Aver donde más edificaciones se plantea que se adquieran para el posterior derribo de las construcciones adosadas a torres y al lienzo.

En todos los tramos se plantea la misma actuación. Una vez comprado y derribado el inmueble se proponen trabajos de restauración y consolidación de los elementos de la muralla en las zonas descubiertas y labores de excavación. Previo a cualquier intervención se pide la modificación del planeamiento urbanístico de protección del casco viejo, documento en vigor desde 1990 y que está pendiente de revisión.

Antes de las inversiones de carácter urbanístico y arquitectónico, el plan da prioridad a los gastos en restauración. De los 2.795.838 euros que considera que se tendrían que invertir de manera inmediata, casi 2,4 millones son para labores de restauración, siendo los tramos que más gasto necesitan el de la torre del Aver (665.900 euros) y el de la torre Redonda (383.350 euros).

El plan establece tres niveles de prioridad. El primero es de ejecución inmediata. El segundo es para un periodo de uno a cinco años. Y el tercero es de cinco a diez. La mayor parte del gasto se concentra en el segundo. La inversión total que según el plan se tiene que hacer en la muralla es de 10,5 millones, que se reparten entre los gastos de actuaciones urbanísticas (2,7 millones), de restauración (4,1 millones), de mantenimiento (medio millón) y para la adquisición de viviendas (3 millones). Por ahora no hay ninguna partida prevista para empezar a financiar el plan.