Con cerca de 22 hectáreas y pendiente de una ampliación para agrandar esa superficie, el parque del Príncipe está considerado el pulmón verde de la ciudad. A lo largo de su extensión hay más de 1000 variedades de árboles, arbustos y palmeras, además de una colección de ‘Quercus’ con más de 40 especies diferentes. Más allá de su variedad de plantas, otros de los atractivos de este gran jardín son las aves, con más de 80 especies que nidifican en él, y el conjunto escultórico que se encuentra repartido por este terreno.

En la promoción y puesta en valor de este espacio trabaja la Asociación Cultural de Amigos del Parque del Príncipe, cuyos miembros se encargan de la gestión, dinamización y protección del entorno. «El parque necesita ciertas dosis de tranquilidad para preservar la fauna y la avifauna», explica Matías Simón, secretario de la asociación.

En este contexto, la organización colabora con los distintos centros de enseñanza, tanto públicos como privados, en una serie de visitas que se hacen a la ‘Estufa Fría’, el invernadero del parque. En este habitáculo se cultivan y desarrollan especies vegetales venidas de otros climas, que se mantienen gracias a las condiciones luz y ambientales que se generan en este recinto. «Si queremos que el día de mañana haya un respeto hacia el medioambiente, tanto urbano como rural, debemos concienciar a los más pequeños. A lo largo del año vienen entre 40 y 50 centros, colectivos, asociaciones y universidades populares», detalla Simón.

El parque es un punto de encuentro para ciudadanos y turistas. Es habitual ver a personas paseando, haciendo deporte y disfrutando de la tranquilidad de sus jardines. Además, la piscina y la terraza del Príncipe son dos puntos de hostelería que participan en la ambientación del entorno, sobre todo en verano.

Entre las mejoras previstas para este espacio, el ayuntamiento quiere afrontar la ampliación del parque, obra que será costeada con fondos europeos.