En febrero de 2006 se celebró la Feria de la Tapa en la planta primera del mercado de abastos de la ronda del Carmen. Fue un éxito. Los pasillos y puestos de un espacio público que llevaban años sin uso se llenaron de cientos personas durante esa feria y se formaron colas en la plaza del mercado para sacar los tickets. En solo los dos primeros días de la feria se dispensaron casi 20.000 tapas.

Ese éxito y el uso que se estaba dando a mercados de abastos en otras ciudades llevó a que el ayuntamiento abordase en 2014 un cambio en el plan de urbanismo para adecuar la ordenación del mercado a la realidad de la edificación existente, lo que en la práctica supuso mayor edificabilidad y facilitar que la primera planta del edificio se pudiese utilizar para usos de restauración y hostelería.

Los usos pensados entonces para la primera planta eran pequeños restaurantes, puntos de venta de delicatessen y productos de denominación de origen, consumo de productos que se adquiriesen en la planta baja (donde están los puestos de alimentación), tapería, freiduría, cafetería...

El edificio del mercado, las dos plantas, se renovó con una inversión de más de un millón de euros. Los asentadores regresaron a la planta baja, pero había que tomar una decisión sobre la primera. Antes se redactó un reglamento para definir su uso y se fijaron dos modelos de explotación. Uno con la adjudicación de los diez puestos a un único empresario. Y otro mediante la adjudicación individual de los locales. Se establecía también una condición para evitar operaciones especulativas y se prohibía que un adjudicatario cediese el uso de un puesto a un tercero por un precio mayor al que pagaba al ayuntamiento por la adjudicación.

NO HUBO acuerdo entre los grupos políticos municipales del ayuntamiento sobre qué modelo aplicar. El gobierno local convocó en el otoño de 2016 el primero de los concursos para que un único empresario se hiciese con la concesión de todos los puestos hasta un máximo de doce años. El canon anual mínimo que se pedía era de 19.040 euros a pagar al ayuntamiento. Como garantía se requerían 44.235 euros, que es el 3% del valor del dominio público objeto de concesión: los 761 metros cuadrados de la planta primera del mercado. Este concurso no resultó y quedó desierto.

En la primavera de 2017 se intentó por segunda vez. También se sacó a concesión todos los puestos para que un mismo empresario se hiciese cargo de su explotación, pero se redujo el tipo mínimo del canon anual a satisfacer y se dejó en 8.538 euros. La garantía o importe de la fianza quedó igual: 44.235 euros. Tampoco interesó y quedó desierto.

En el invierno de 2018 se intentó por tercera vez, pero en esta ocasión con un cambio de modelo. Los puestos se sacaban a concesión de manera individual, lo que implicaba pagar menos de canon anual (1.377 euros por el de mayor tamaño y 593 por el más pequeño) y una fianza inferior (entre 2.238 euros del más grande y 964 del más pequeño). Esta vez sí hubo licitadores y dos particulares se interesaron por varios puestos, pero no concretaron sus ofertas y el concurso volvió a quedar desierto.

Ahora el gobierno busca otro modelo y lo quiere tratar con la Institución Ferial de Cáceres (Ifeca), la misma que organizó aquella Feria de la Tapa de hace doce años que volvió a llenar de contenido y de público la primera planta del mercado de abastos.