Acompañados de padres, abuelos, tíos y hermanos, en una concatedral de Santa María repleta y desde que se alargaba una fila que sobrepasaba la plaza que rodea el templo, alrededor de 150 niños nacidos en el año fueron presentados ayer, a partir de las cuatro y media de la tarde, a la Santísima Virgen de la Montaña en un acto de tradición inmemorial que contó con la presencia del obispo de la diócesis, Francisco Cerro. "Que la Virgen nos los bendiga", se escuchaba en el interior de la iglesia. "Es una tradición viva desde que tengo uso de razón", explicó a este periódico Joaquín Floriano, mayordomo de la cofradía. "El acto es muy entrañable y resulta agradable ver a los niños desde tan pequeños aquí, con la patrona", afirmó.

Los pequeños pasaron por el altar uno a uno ante la atenta mirada de su familiares, que aprovechaban la ocasión para inmortalizar el momento con sus cámaras y móviles. "Yo sé de padres que, en su día, se postularon delante de la Virgen y ya han traído a sus hijos", recordó Floriano, quien también alabó el transcurso de la jornada y relató algunas anécdotas. "Vienen niños vestidos de montañeros y otros con la medalla de oro de la Virgen", dijo, y prosiguió al afirmar que "aquí ha llegado a venir, en una ocasión, un niño con tan solo cinco días. Todo eso supone un gran motivo de orgullo", finalizó.