Ya se sabe que la ciudad está solitaria durante las mañanas de los domingos. Los jóvenes no acostumbran a pasearla, muchos de ellos a causa de los efectos de la salida nocturna del sábado que les hace permanecer en áreas de descanso hasta bien entrado el mediodía, otros quizás estudiando o trabajando. Los niños ya no necesitan salir de casa para jugar. De manera que te encuentras tan solo con deportistas y consumidores de grasas y colesteroles.

Pues imagínense lo que sucederá en un puente y además veraniego. Es que no queda nadie. N siquiera te encuentras con Franquete a quien todos los días de labor verás en Cánovas con su cartera en la mano. A lo mejor está en la piscina pues no creo que se aleje mucho de la ciudad de sus amores. Tampoco verás a Juanvic en su quiosco ocupado como está con las labores de su huerto en el pueblo de origen Por cierto ¿qué pasa con las lechugas que me prometiste?.

Estos días no tendrás que madrugar para encontrar un banco vacío ni echar una carrerita para sentarte en una terraza. Si es que quedan terrazas abiertas pues los bares suelen cerrar también y dar un merecido descanso a los camareros. Para ver a un cacereño deberás irte a Matalascañas o a Isla Canela.